Un episodio digno de un guion cinematográfico

CARTAS

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Cartas de los lectores

Cartas de los lectores

"Lo único que me mantuvo tiempo sin hablar con sinceridad fue el miedo" (Xavier López Rodríguez, periodista, "Amigo medo").

Me encontraba en Requejo de Sanabria para iniciar mi relato "Por la ruta de los carrilanos", cuando leyendo a Xavier López, oriundo de Hermisende, cerca de Lubián, y afincado en Santiago de Compostela, supe de los avatares del General Caminero por aquella zona, al estallar el alzamiento en julio de 1936 de los militares africanistas. Escasa participación tuvo en la guerra, ya que falleció de muerte natural en 1937. Fue de los pocos militares que ascendió al generalato con la llegada de la II República. Era masón y anticlerical, y en 1936 ostentaba la Jefatura de la Inspección General del Ejército. Realizaba una gira por las guarniciones de la VIII División Orgánica del Noroeste, cuando camino de Astorga a Benavente, tuvo noticias del levantamiento militar, y de que la guarnición de Zamora se había alzado en armas. Ordenó que un avión le trasladase desde Coruña a Madrid, que tomaría tierra en A Mezquita (Ourense).

Enterado de que los rebeldes se desplazaban desde Verín en "operación de limpieza" hacia Sanabria, retrocede hasta Lubián. Allí se encuentra con los obreros del ferrocarril que están dispuestos a luchar por la República, y que sospechan del general retenido como un sublevado. Aclarado el malentendido le encuentran como mejor refugio y cuidados en casa del médico Dr. Manuel Fábrega Coello, de familia ourensana con fuerte raigambre republicana.

Gómez Caminero estaba decidido regresar a Madrid para ponerse a las órdenes del Estado Mayor. Bloqueado por las carreteras, decide huir hacia Portugal. Abandona el coche en Vilavella, y a pié y guiado por jóvenes, logra alcanzar la localidad portuguesa de Moimenta, a través de la que llegó a denominarse Ruta del Contrabando, que pasa por Penedo dos Tres Reinos (punto de intersección de los antiguos reinos de León, Galicia y Portugal). Los rebeldes lograron como única presa el automóvil del general, con infinidad de agujeros de bala, y que exhibieron como trofeo en Verín. El general había regresado a Madrid, entrando por Badajoz.

Episodio ignominioso fue el sino que le deparó al Dr. Fábrega, muy estimado en Lubián. Testimonios recogidos sobre él hablan de su bonhomía: "cuando visitaba enfermos de familias de escasos recursos, además de no cobrar, solía llevar él mismo algunos alimentos que consideraba necesarios para el enfermo". Desde 2006 la calle principal de Lubián lleva su nombre. Llevado preso a Zamora, se le condenó en juicio sumarísimo a la pena capital, acusado de "rebelión", al dar cobijo a un "militar rojo". Fue ejecutado junto a la tapia del cementerio de Zamora. Lubián era conocida como tierra de lobos, hasta que llegó otro licántropo más fiero que el mismo lobo, que no mataba por comer, sino por placer: el hombre.

Abelardo Lorenzo

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