Chapuzas peligrosas

Vaya cabreo el de los socialistas, tras el revolcón que les ha dado el Tribunal Constitucional. Mal perder el del Gobierno de Sánchez. Lamentables las declaraciones de los respectivos presidentes del Congreso y el Senado. Lo que pretendía hacer Sánchez para perpetuarse en la Moncloa iba a arruinar la democracia en España. Ha habido momentos en que se ha tambaleado peligrosamente. En paralelo al desmontaje del Estado democrático y social asistimos a la vez, en España, a un desmontaje del Estado de derecho. Las chapuzas del Gobierno de Sánchez resultan muy peligrosas.

Estamos en un proceso de corrupción de la ley. Hasta Sánchez, que ya está por encima de todo y de todos, España incluida, admite con descaro que está creando un original “Derecho Penal del Amigo”. Su afán por conducir todos los timones, pone en peligro la independencia de los tres poderes. Tengo para mí que al cabo de tantos años, nadie duda que la Democracia y el Estado de Derecho descansan en la separación de poderes, doctrina clásica atribuida a Montesquieu. Aunque antes que él, Aristóteles ya abundara en ello.

Lo que pretendía hacer Sánchez para perpetuarse en la Moncloa iba a arruinar la democracia en España. Ha habido momentos en que se ha tambaleado peligrosamente.

Las últimas reformas legislativas propuestas e impulsadas por el Gobierno, el PSOE, Unidas-Podemos y ERC para derogar el delito de sedición y sustituirlo por el de desórdenes públicos agravados, rebajar el delito de malversación, con una distinción absurda entre el lucro personal y el uso para cualquier otro fin, el cambio de las normas para la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional, que implica la posibilidad de remodelar el TC por mayoría simple y sin quorum y así sucesivamente, han encendido todas las alarmas. La falta de respeto institucional es flagrante por parte de un Gobierno que se desliza sin reparos hacia el autoritarismo. Y no porque lo diga yo. Importantes juristas así lo ponen de manifiesto.

Apelar a lo que ocurre en otros países de Europa, mintiendo como lo ha hecho el ministro de Presidencia, es de una gravedad insoslayable. Pablo Iglesias pidiendo salir a tomar la calle, y el Gobierno enfrentando a los ciudadanos, todo ello constituye un panorama aterrador. Afortunadamente los españoles también han crecido democráticamente y ya no se nos lleva al huerto tan fácilmente. Frente a las palabras del ministro pidiendo tranquilidad a la población, es decir, a los suyos, a los que toman la calle, estamos cuantos observábamos con intranquilidad y preocupación la ofensiva judicial del Gobierno. Son tantas sus ofensivas que ya nos perdemos en el camino.

Estamos asistiendo a un proceso de corrupción de la ley. Y como sostiene Javier Gómez de Liaño, los autores de estas enmiendas “no son legisladores sino traficantes de leyes”

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