Desde hace varios años, la delegación en Zamora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y su director, Juan Andrés Blanco, llevan a cabo, con el apoyo de la Diputación Provincial, una importante labor de recopilación de documentos y enseres aportados por emigrantes y descendientes de zamoranos establecidos en Argentina y Cuba como memoria viva de una emigración que arrastró, desde finales del XIX y a lo largo de la mayor parte del pasado siglo, a decenas de miles de hijos de esta tierra a territorios lejanos en busca de prosperidad.

La importancia de este archivo documental, fotográfico y sonoro del que ha hecho acopio la UNED; la relevancia de la emigración zamorana a América Latina, con colonias muy destacadas y activas todavía hoy tanto en La Habana como en Buenos Aires y Mar de Plata, y el hecho de que nuestra provincia haya sido pionera, en Castilla y León, en la recuperación de los lazos afectivos con los zamoranos de ultramar dan pie a solicitar a la Junta de Castilla y León que la capital zamorana sea sede del futuro Archivo Regional de la Emigración.

En su programa electoral para los pasados comicios autonómicos, el PP regional anunciaba un nuevo compromiso con los ciudadanos castellano-leoneses residentes fuera de la Comunidad Autónoma a través de la creación del Consejo de la Emigración. Se trata de una medida lógica y necesaria, por cuanto la sangría poblacional ocasionada en la región -especialmente en las provincias de León, Zamora y Salamanca- por la marcha de emigrantes se convirtió en un problema crónico durante el pasado siglo, en el que se produjo una imparable diáspora de zamoranos y castellano-leoneses a ultramar durante las tres primeras décadas del siglo XX, y a otros países de Europa a partir de la década de los cincuenta y hasta los primeros setenta.

Las crisis agrarias de los principios del siglo pasado en una provincia de tradición agrícola y una estructura de la propiedad escasamente favorable a la supervivencia de las familias campesinas a causa de un minifundismo inviable, fueron las causas principales de un éxodo imparable que ha hecho que en los inicios del siglo XXI siga siendo numerosa la presencia zamorana en América Latina.

En el paquete de medidas que los populares incluían en su compromiso electoral de apoyo a la emigración, destacaba entre todas las propuestas el anuncio de la creación de un archivo autonómico de la emigración y un mapa de Castilla y León en el mundo «como instrumento que permita conocer y tener una información adecuada de los castellanos y leoneses en el extranjero».

Hace más de una década que distintas voces vienen reclamando en Castilla y León la creación de un Archivo de la Emigración, sobre todo desde Zamora, provincia pionera en la organización de las denominadas Operaciones Añoranza, que permiten cada año volver a su tierra natal a veteranos emigrantes zamoranos afincados en Cuba y Argentina y a sus descendientes. A través de la Diputación, se han creado lazos estrechos con las Casas de Zamora en esos dos países, donde se encuentran las colonias zamoranas más extensas.

Existen en distintas provincias españolas también muy afectadas por la emigración del pasado siglo archivos que recogen la memoria de los emigrantes, que de ninguna forma se debería dejar perder como parte activa de la historia de nuestra provincia durante el pasado siglo.

El ejemplo más destacado de una institución que tenga como objetivo promover, incentivar y promocionar actividades dirigidas a un mejor conocimiento del fenómeno de la emigración, se encuentra en Asturias, en la Fundación Archivo de Indianos, con sede en la localidad de Colombres. Esta fundación, que se constituyó en 1987, promovida por el Principado de Asturias, la Universidad de Oviedo y la Caja de Ahorros de Asturias, dispone de un sobresaliente acopio de documentos y testimonios procedentes de sociedades españolas -y fundamentalmente asturianas- en América, además de una extensa biblioteca especializada en temas de emigración.

El Archivo de Indianos de Colombres, modelo que hay que seguir a la hora de poner en marcha el Archivo de la Emigración de Castilla y León al que Zamora aspira, ofrece además un museo donde se exhiben documentos y objetos singulares recuperados en centros y sociedades españolas o asturianas o bien procedentes de donaciones de emigrantes particulares.

Siguiendo el ejemplo de Colombres, las instituciones zamoranas deben unir sus fuerzas para conseguir de la Junta de Castilla y León el compromiso de que el Archivo de la Emigración tenga su sede en Zamora, ciudad que dispone además de un inmueble relevante para dar cobijo a esta institución regional: el Palacio antiguo de la Diputación, un edificio que será desalojado y quedará sin utilidad cuando se construyan las nuevas dependencias provinciales en el solar de Las Arcadas.

Ningún edificio noble y notable de la región ni ninguna provincia atesoran tantos méritos como el Palacio Provincial y la capital zamorana para acoger ese nuevo centro que deberá recuperar y poner en valor para la posteridad la valiosa memoria de los emigrantes castellano-leoneses y zamoranos.