Pasaporte educativo al otro lado del Atlántico

Las cuatro seleccionadas por la Fundación Amancio Ortega explican el proceso de selección

Uno de los grupos de estudiantes seleccionados en una edición anterior de la beca Amancio Ortega.

Uno de los grupos de estudiantes seleccionados en una edición anterior de la beca Amancio Ortega. / Cedida

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

El próximo curso 2024-2025 será muy especial para las cuatro zamoranas que han sido seleccionadas por la Fundación Amancio Ortega para poder estudiar 1º de Bachillerato en Estados Unidos o Canadá. Ellas están en el selecto grupo de cuatrocientos alumnos de toda España que han superado las pruebas y que vivirán una experiencia única gracias a su esfuerzo.

Alumnas becadas con la Fundación Amancio Ortega

Alumnas becadas con la Fundación Amancio Ortega / Cedida

Una de ellas es Alicia Martín, estudiante del IES Maestro Haedo. "Me enteré de la beca a través de mi profesora de Inglés, aunque la mayoría de la información y experiencias de becados anteriores las encontré por las redes sociales", recuerda. Tan solo tuvo dos semanas para prepararse las pruebas desde que supo que estaba preseleccionada "por lo que el nivel que tuviera en ese momento iba a ser con el que hiciera el examen, ya que en dos semanas no da tiempo a mejorar mucho", reconoce. Aun así, le dio tiempo a prepararse con la auxiliar de conversación de su instituto "para estar un poco más familiarizada con el inglés hablado coloquial, sobre todo para las partes de listening y speaking", detalla.

Alicia Martín, del IES Maestro Haedo.

Alicia Martín, del IES Maestro Haedo. / Cedida

Reconoce que las pruebas —que realizó en Valladolid— fueron complicadas. "Eran muchos ejercicios, el tiempo estaba contado y tenías que estar muy concentrado. La parte que más me asustó fue la de writting, teníamos que hacer dos redacciones en treinta minutos y me dio tiempo por los pelos", asegura.

Los frutos del esfuerzo

Al final, tanto esfuerzo y estrés dieron sus frutos y ha sido una de las seleccionadas, con lo que se muestra muy ilusionada. "La única vez que he ido al extranjero ha sido de vacaciones, nunca antes he estado estudiando ni con ninguna familia de acogida. No voy a ninguna academia particular, así que mi nivel de inglés es el de un 4º de la ESO bilingüe, por lo que espero mejorar el idioma y, sobre todo la pronunciación", aspira. A este deseo se añade el de "aprender muchas cosas sobre diferentes culturas, hacer amigos y vivir nuevas experiencias", enumera.

María de la Iglesia, alumna del Corazón de María.

María de la Iglesia, alumna del Corazón de María. / Cedida

Desde el Corazón de María, María de la Iglesia recuerda que escuchó hablar de esta beca hace varios años. "En el momento en el que me informé sobre ella, supe que me presentaría cuando llegara la ocasión", sentencia. Además, durante toda la ESO se ha estado esforzando para sacar las mejores notas posibles "ya que eso me facilitaría las primeras fases, porque se necesita una nota media de 8 solo para presentarse y después, solo los que teníamos una nota superior al 9,8 pasábamos", detalla.

Sobre las pruebas, apunta que "más que difíciles, fueron cansadas. Después de varias horas te empieza a costar concentrarte y, además, los nervios te pueden jugar una mala pasada". Fue a mediados de diciembre cuando supo que era una de las elegidas y su destino de estudios. "Iré a Estados Unidos y estoy muy emocionada por lo que viviré allí, la gente que conoceré y lo mucho que mejoraré mi inglés. Para mí, el haber ganado esta beca es, básicamente, un sueño cumplido", resume.

Alegría compartida

Especialmente agradecida está a que esta alegría haya sido compartida por todos los que la rodean. "Mis amigos se alegran mucho por mí, aunque no quieren que me vaya. Mis profesores están bastante orgullosos y a mi familia les cuesta aceptar el hecho de que vamos a estar casi un año sin vernos, ya que las visitas no están permitidas, pero saben que me he esforzado y lo que significa para mí, así que lo llevaremos lo mejor posible", confía.

Marta Velázquez Alonso, estudiante del colegio Amor de Dios de Toro.

Marta Velázquez Alonso, estudiante del colegio Amor de Dios de Toro. / Cedida

Marta Velázquez Alonso es alumna del colegio Amor de Dios de Toroy subraya que "no solo hay que disfrutar de la meta, sino también del camino que lleva a ella". Su tutora, Elena, es quien la inició en este recorrido con final feliz. "Ha sido un apoyo constante a lo largo de todo el proceso, siempre pendiente, siempre dispuesta a ayudarme y a ofrecerme todas las herramientas para dar lo mejor de mí", agradece. Una vez superadas las pruebas y cuando se supo dentro del programa, "dejaba atrás meses de trabajo, ilusión y aprendizaje, para abrir las puertas a una experiencia todavía más asombrosa", aspira.

Tiempo para asimilar

Reposada la noticia, confiesa que le resulta "complicado" asimilar que pasará el próximo curso en Estados Unidos. "Viviré con una familia americana, asistiré allí al instituto y me sumergiré por completo en sus costumbres y estilo de vida. Ahora tengo por delante meses de preparación, jornadas y trámites, en los que estoy siendo ayudada por mi agencia y la propia fundación. Creo que va a ser un año lleno de momentos únicos, en el que, además de mejorar mi nivel de inglés y aprender una gran cantidad de cosas nuevas, muchísimas personas entrarán en mi vida y, sobre todo, me conoceré a mí misma", pretende.

Lucía Maniega, del IES Los Sauces, en Benavente.

Lucía Maniega, del IES Los Sauces, en Benavente. / Cedida

La cuarta zamorana becada es Lucía Maniega Martínez, del IES Los Sauces de Benavente, quien sueña con esta beca desde 5º de Primaria. "Cuando me enteré de que mi nombre estaba en la lista de seleccionados, sentí una inmensa alegría, había cumplido uno de mis sueños y creo que jamás he estado tan feliz", reconoce, al tiempo que se siente plenamente apoyada por su familia y amigos. "Todos ellos me dieron la enhorabuena, también los profesores y compañeros", añade.

Su siguiente paso ha sido informarse sobre las costumbres y tradiciones de Canadá, país donde vivirá el próximo curso. "Del próximo año espero abrir mi mente, conocer más mundo, integrarme en una cultura nueva, convivir con una familia de acogida como si fuera nativa de Canadá y, sobre todo, conocer a gente de otros países y aprender todo lo que pueda y más".

Un deseo compartido a punto de cumplirse para las cuatro zamoranas.

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