¿Tu hijo te cae mal?

No eres mal padre o madre por pensarlo, de hecho, es más común de lo que te imaginas

No mires para otro lado pero tampoco montes la tragedia universal

Vuelta al cole. ¿Cómo retomar los horarios de descanso de los niños?

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P. O.

Puede parecer una contradicción e incluso rozar lo absurdo pero sí, tus hijos pueden caerte mal. Que sea carne de tu carne no significa que no haya cosas que hacen que te sacan de quicio no solo por su comportamiento, incluso por sus gestos, sus reacciones e incluso la forma que tiene de hablar en ocasiones o de relacionarse con los demás. "Si no fuera mi hijo, me caería fatal". ¿Alguna vez has dicho -o pensado- eso? No eres ningún mal padre o madre por pensarlo. De hecho, es mucho más común de lo que te imaginas.

La actitud suele ser más habitual en dos momentos claves de la vida de tu hijo: cuando aún son pequeños pero ya empiezan a mostrar su personalidad (alrededor de los 5 o 6 años) y cuando llega la temida adolescencia.

Consejos

Cuando esto ocurre, tienes que afrontar el problema de frente porque es tu hijo y te lo vas a comer con patatas toda la vida. Puedes mirar para otro lado y dejar que te caiga mal, pero el sentido común dice que esto no es lo más razonable.

  • Analiza el origen del problema. ¿Qué es lo que te molesta de tu hijo? Haz una lista -por larga que te parezca-y analiza las causas. Es muy probable que tú tengas más que ver en eso de lo que piensas. Recueda: a menudo son espejos, sobre todo, si hablamos de hijos pequeños.
  • Empatiza. No entres en la lucha de poder ni te pongas a su altura. Si tu hija de repente habla como una niña tonta con "eses" pijas y "oseas" que no para de escuchar a su compañera de pupitre, no la ridiculices... bastante tiene ella ya con andar flojita de personalidad. Intenta hacerle ver que determinadas conductas no son propias de su edad o pueden generar un rechazo en gente que la quiere. Acércate a él o a ella y pregúntale, en el ejemplo de este caso, por qué imita así a alguien.
  • No las dejes pasar. El tiempo puede incluso afianzar esas conductas que, si se atajan a tiempo, quedarán en nada.
  • Evita los "no te aguanto". Hasta el padre más paciente de la tierra siente a veces que no puede pasar más tiempo con su hijo. Es bueno que le digas que no te gusta nada lo que ves en él en determinadas ocasiones, pero no lo plantees como un problema de su identidad sino de un rasgo que puede modificar.
  • Cero etiquetas. Como la sientan suyas, ni se molestarán en dejar de hacerlo. ¿Para qué?
  • Disciplina positiva. Puede gustar y servirte... o no. Por si acaso, consulta aquí lo que es.
  • Profesional. Para él... o para ti