Cien historias de vida para contar en un pueblo de Zamora

Un grupo de voluntarios de Corrales acude a la residencia de mayores a leer, la excusa perfecta para recitar poemas y compartir experiencias

Visita de los voluntarios de Corrales a la resdencia de mayores para llevar libros

Visita de los voluntarios de Corrales a la resdencia de mayores para llevar libros / Cedida

Compartir lectura los fines de semana se ha convertido en la bonita tradición de los mayores de Corrales, que con la ilusión del primer día de escuela, acuden a cada ocasión que se les presenta a escuchar las palabras de los vecinos voluntarios, movilizados en torno a una iniciativa que ha querido llevar la cultura hasta la residencia de la localidad.

La apertura de la biblioteca municipal de Corrales fue el primer paso para ello. Desde hace unas semanas los vecinos de los tres pueblos cuentan con una sala propia donde encontrar más de 4.000 ejemplares para disfrutar de la lectura, y que personas como el matrimonio formado por Manuel Martín de Vega y Carmen Arroyo han querido llevar más allá de las paredes de esta recién nacida biblioteca, una ilusión que comparten con otros de los voluntarios: Elena, Luz, Maribel y Raquel son las otras voces detrás de los libros.

Pero, "¿cómo llevar los libros a la gente?", se pregunta Martín de Vega sobre una iniciativa que quería conectar a los corralinos con la cultura, un objetivo para el que han inventado soluciones y artificios que hagan esto posible. La respuesta fue clara: "llevando a los niños del colegio a la biblioteca de vez y ofrecerles cuentacuentos y actividades relacionadas con lectura", relata sobre uno de los grupos que más se deja ver entre las estanterías. Pero, ¿quién más podría estar receptivo para meterse de lleno en este proyecto literario?: "pues los abuelos", concluye Martín de vega sobre una ilusión que se ha hecho realidad y que ha encontrado un gran recibimiento.

Así fue como el grupo de voluntarios empezó a leer para los mayores de la residencia, encuentros en los que los tomos donde se recogen las historias antiguas del pueblo han sido algunas de las lecturas favoritas, relata sobre las páginas de papel que les ofrecían la excusa perfecta para charlar sobre la etnografía del lugar, compartir vivencias de juventud o incluso recitar poemas, algunos de los nuevos momentos que han llenado los últimos fines de semana de cada uno de los mayores que residen en el centro.

Manuel Martín de Vega recita los poemas de la corralina Encarna Río, sentada a su lado

Manuel Martín de Vega recita los poemas de la corralina Encarna Río, sentada a su lado / Cedida

A pesar del éxito de la idea, la escucha de las lecturas no suele durar mucho. Y es que los habitantes de este centro presumen de ser los corralinos que acumulan más historias a sus espaldas, por lo que no pueden evitar interrumpir las lecturas de sus visitantes para compartir sus propios recuerdos, algo de lo que el matrimonio de voluntarios está más que satisfecho: "la lectura es en realidad una excusa", continúa sobre la que ha sido una gran estratagema para acercarse a las docenas de corralinos que habitan la residencia y que aprovechan cualquier respiro de los lectores para comentar, charlar y narrar sus propias experiencias; y es que estas lecturas en común se han convertido en una suerte de charleta al fresco o corrillo de las calles en las que no hace tanto vivieron.

El protagonismo de algunos ha alcanzado un tinte aún más especial, como en el caso de Encarna Río Lorience, poeta de Corrales que ha escuchado anonada cómo sus estrofas se recitaban ante sus compañeros, quienes la acompañaban sentados junto a ella en su sillón de la residencia durante este pequeño homenaje que surgió por la suerte y la casualidad. "Me pasaron unos poemas de una corralina" cuenta el voluntario sobre sus peripecias para hacerse con lecturas que pudiesen resultar del gusto de los mayores, "y resulta que estaba ella", relata con emoción sobre el encuentro fortuito con la poeta. "La sentaron a mi lado, en su silla de ruedas y recité junto a ella". Este ha sido uno de los regalos que ha vivido gracias a este pequeño voluntariado: "Ella se emocionó y yo también lo hice".

Al igual que esta poeta, los demás residentes tienen mucho que aportar a estas tertulias, donde comparten pensamientos casi centenarios de los que siempre "puede aprenderse algo", continúa el voluntario sobre otras de las personalidades que ha podido conocer, como el caso de un vecino que compartió con el grupo los recortes de periódico y de carteles que guardaba de la época dorada del cine de Corrales. "Por desgracia en esta sociedad parece que la gente mayor nos molesta y la apartamos", reprocha este corralino de adopción que regresará a la residencia durante el puente de abril, cuando retome las lecturas con sus compañeros de letras.

Mientras tanto, los proyectos continúan en Corrales del Vino. Un programa de acompañamiento al estudio para jóvenes y una lectura en vivo de el Quijote por el Día del Libro son otras de las ideas que el pueblo quiere impulsar en su ilusión por hacer del municipio un nuevo refugio para la cultura, que seguro, tiene mucho por hacer en el municipio.

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