"Los Carucheros" cautivan en Sesnández

La determinación de los jóvenes permite el resurgimiento de una mascarada olvidada por los efectos de la emigración

Sesnández de Tábara, localidad perteneciente al municipio de Ferreruela, se ha echado a la calle en la tarde de Año Nuevo para confirmar el renacimiento definitivo y se espera que por muchos años de “Los Carucheros”, una mascarada que resurgía en 2023 de sus cenizas con el objetivo de que pueda ya celebrarse a partir de ahora cada día 1 de enero para preservar la ancestral tradición y transmitirla a las nuevas generaciones de sesnandinos.

Es una fiesta para la mezcolanza, entre la alegría y la tristeza, la esperanza y la nostalgia, pues el alma mater de su recuperación Carlos Ferrero Ratón fallecía el pasado verano de manera repentina. Él fue quien desde hacía unos años había embarcado a otros paisanos para desfilar como Carucheros en el martes de Antruejo, pero la tentativa se fue quedando en el olvido hasta que en 2019 organizo una muestra de imágenes en las fiestas patronales y su tesón dio sus frutos. Pasó la pandemia y tras la tempestad llegó la calma y regresaron los Carucheros.

La Guerra Civil fue una causa de fuerza mayor que trajo consigo la primera desaparición de los Carucheros pues los mozos tuvieron que irse al Frente y entre 1936 y 1939 la cosa no estaba para muchas fiestas. Finalizada la contienda resurgió, pero solo durante unos pocos años para después volver a dormir el sueño de los justos a la vera de la mítica Sierra de la Culebra. En esencia pura no se habría celebrado ya desde el año 1962.

Éxodo

El golpe mortal se lo dio el éxodo rural iniciado en los años sesenta convirtió en hijos pródigos y emigrantes a los más jóvenes que tuvieron que marcharse a ganar la vida a lugares como el País Vasco, Madrid y Asturias: el pueblo se quedó sin mozos: el alma, corazón y vida de los Carucheros de Sesnández de Tábara. 

Por desgracia también en los pueblos la modernidad trajo como efecto colateral la errónea creencia que “Eran costumbres antiguas, signos de atraso que debían ser olvidados y la costumbre murió dulcemente”. Los tiempos cambian y ahora se reanudar el camino desandado.

En sus orígenes tres mozos se vestían de Carucheros y un cuarto lo hacía de Filandorra. Este año salieron 32 Carucheros.

Los Carucheros haciendo honor a su nombre llevan Carocha cubriéndose la espalda con una piel ya fuera de oveja, cordero, conejo o liebre. La vestimenta era llamativa entre ella alguna traída por sus ancestros de Cuba. Amplias blusas o camisas que, amarradas con un cinto, hacen de faltriqueras para guardar lo recibido: antaño longaniza, nueces, castañas o higos. Como calzado eran de uso obligado las cholas y ello por diferentes y justificadas razones: era el calzado más sano y propio del invierno, muy cómodo para los pies que no iban a parar de caminar en todo el día, y útiles pues las calles estaban llenas de barro. Su utensilio principal son las tenazas de escalera utilizadas para coger de las piernas al personal y muy en concreto a las mozas además de los clásicos cencerros.

Pelotazos

La Fillandorra en el caso de Sesnández va con la cara descubierta y pintada, llevando en la mano una pelota para dar pelotazos a diestro y siniestro.

Abren la comitiva los Carucheros y la Filandorra, saliendo de las Escuelas, seguidos de los mozos que al son del tamboril van recogiendo los aguinaldos recibidos al visitar cada una de las casas del pueblo.

El comienzo, cuando las había, era por las casas de las autoridades locales, civiles y religiosa, como el alcalde pedáneo el cura y el maestro: “Que tengáis felices fiestas de Años Nuevos con salidas de Años Viejos, con los aumentos de gracia que ustedes deseen en vida de la compañía, familia y aquellas personas que ustedes tengan mejor gusto y agrado”. Culminado el ritual, ya llegada la noche, se reunió todo el pueblo en las escuelas para compartir una convidada a base de parrillada a la brasa. Antaño era escabeche.

Aguinaldos

Pedir los aguinaldos implicaba sacar el Pan Bendito todos los domingos del año. Los últimos cinco años de existencia el Pan Bendito lo sacaba los niños en vez de los mozos”.

Pocos pueblos pueden saber a ciencia cierta la fecha exacta de su creación y Sesnández es uno de esos privilegiados. Día 6 de abril de 1471 esa fue la fecha en que se rubricó la escritura pública de su fundación ante el escribano del rey Sancho Saldaña con la comparecencia del Señor de Tábara Pedro Pimentel Vigil de Quiñones y de las primeras veinte personas que se comprometieron en ella a poblar Sesnández a cambio de convertirse en sus vasallos pagándole eso si el fuero perpetuo y de carneros. Un pueblo pues con 553 años de vida.

Los Carucheros han regresado para rescribir su historia a la vera de la Sierra de la Culebra.

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