La Visparra de Vigo incendia la noche

La mascarada norteña simboliza la fecundidad y la renovación que traerá el nuevo año

Con versos que invocan la esencia de una tradición poderosa, Vigo de Sanabria ha vestido como cada 26 de diciembre a La Visparra, la máscara norteña.

Las calles de Vigo se llenaron de vida desde la ermita de Gracias, donde los visparros y talanqueiras iniciaron su carrera festiva. El horror de los diablos y la bravura de las máscaras de forma bovina han llenado las calles de la localidad de una simbología con referencias a la fecundidad y el inicio de un nuevo ciclo.

La Visparra de Vigo incendia la noche

La Visparra de Vigo incendia la noche / Irene Barahona

En el cortejo se compone de un amalgama de personajes en los que se distingue desde un Fraile, que oficia un ficticio casamiento entre los mozos, hasta el Ciego que, en una danza peculiar, encuentra su camino por las estrechas calles de Vigo. La Filandorra, figura femenina encarnada por un hombre, agrega un toque de teatralidad al prender el fuego al Ciego que, simbólicamente, significa renovación y transformación.

La Visparra de Vigo incendia la noche

La Visparra de Vigo incendia la noche / Irene Barahona

Ya con la noche encima y bajo la luz del fuego, la bota no paró, el cencerro no calló y la luz de la hoguera iluminó los caminos de aquellos que, por una noche, se sumergieron en la magia de La Visparra, según dice la vieja canción que cada año regresa por tiempo de mascaradas.

Así, Vigo de Sanabria continúa tejiendo el hilo que conecta su pasado con el presente, demostrando que La Visparra no es solo una mascarada, sino un testamento vivo de la riqueza cultural que se transmite con cada embestida de la talanqueira. El río, el almuerzo y los aguinaldos completan el paisaje de esta tradición que continúa viva.

Suscríbete para seguir leyendo