El pueblo de Zamora donde renació el "sí quiero"

El de ayer fue un día para la historia del Mogátar de Sayago, cuando Alejandro y Beatriz sellaron su matrimonio en una emotiva ceremonia en la parroquia de Nuestra Señora de la Natividad. La pareja, asentada en Móstoles (Madrid) cumple la promesa que se hicieron hace una década.

Después de un año de relación, Beatriz pisaba por primera vez el pequeño pueblo sayagués de donde procede la rama materna de Alejandro y no lo dudó. "Si algún día nos casamos, será en Mogátar". La joven manchega –de Campo de Criptana– quedó embelesada con este rincón de Sayago que no duda en visitar cada verano.

Diez años después la pareja cumple la promesa y en la tarde de ayer Beatriz San Martín y Alejandro de la Mata se casaban en la coqueta iglesia del pueblo, rodeados de un centenar de invitados y algún curioso que no quiso perderse tan especial e histórico momento.

Hay que echar la vista atrás casi 20 años para revivir la última boda que se celebró en Mogátar de Sayago. Fue en 2004. Y la anterior trece años antes, en 1991. Así lo confirma el párroco, Héctor Galán, ilusionado y encantado de celebrar ceremonias casi extinguidas en algunos pueblos de la España de interior. Aún así, este cura no se queja. "Llevo ocho bodas este año y me queda otra".

Pero si algo le emociona de Alejandro y Beatriz es su "convicción". "Me parece precioso que hayan elegido el pueblo", expresa el párroco, Héctor Galán sobre la decisión tomada por los jóvenes, que han sorteado no pocas dificultades para organizar buena parte de los actos "desde Madrid".

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Aunque hijo de la emigración, Alejandro se siente muy ligado a sus raíces. No fallan quince días de sus vacaciones veraniegas en Mogátar, donde nació su madre, Mª del Carmen Fuentes y vive su abuela Ceferina Lorenzo. La familia paterna hunde sus raíces en Pontejos, donde nació su padre, Juan de la Mata Montalvo y vive su abuelo Fidel de la Mata. En ellos han pensado también los jóvenes para facilitar su asistencia a la boda, sin obligarles a un desplazamiento largo.

"Llevo a Zamora en el corazón" cuenta el joven, a quien no le importaría establecerse en Mogátar. Tampoco a Beatriz. "Alguna vez lo hemos pensado, aunque no es fácil por nuestros trabajos. Pero nos gusta mucho el pueblo a los dos" cuenta Alejandro en vísperas del "sí, quiero" que se hizo ayer realidad en el templo que domina el, pequeño pueblo sayagués.

Ha sido un año de preparativos desde que en agosto del 2022 decidieron casarse en Mogátar. "Nos han ayudado mucho" cuenta. Incluso el Obispado de Zamora ha tenido que homologar el cursillo prematrimonial que la pareja hizo en Madrid.

Superados todos los inconvenientes y sofocos previos a la ceremonia, Alejandro y Beatriz pudieron ayer celebrar su boda en este pequeño pueblo de apenas 50 vecinos, a las cinco y media de una tarde inestable pero que no consiguió restar ni un ápice de ilusión. El coro de Benegiles se encargó de poner música a la ceremonia.

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