El tímido inicio de la siega confirma la peor cosecha del siglo en Zamora

A las escasas producciones se suma la proliferación de malas hierbas como consecuencia de las abundantes lluvias, tardías y perjudiciales para el cereal

La cosechadora descarga el cereal en una parcela de Villamayor de Campos. | Cedida

La cosechadora descarga el cereal en una parcela de Villamayor de Campos. | Cedida / Irene Gómez

Hay que remontarse a 1992, treinta años atrás, para recordar una cosecha parecida. Evoca Aurelio González, líder de UPA en Zamora y Castilla-León, cómo en aquel año «tan catastrófico» la organización agraria fletó un tren desde Sevilla cargado de paja para abastecer a los ganaderos. «Fue desastroso y aún así, la diferencia con este año es que hubo buenas cosechas en otras zonas y se pudo tirar de otros sitios, pero ahora Extremadura, Andalucía, Aragón o Castilla-La Mancha estamos todos igual de mal. Es la diferencia».

La entrada, aún tímida, de las cosechadoras en las tierras, no solo viene a confirmar las malas previsiones sino que las lluvias a destiempo complican la siega. Ha sido un año anómalo. Después de una primavera en el dique seco, las abundantes precipitaciones de mayo y junio –ya tardías para el cereal– han reverdecido los campos y provocado rebrotes de malas hierbas que complican la recolección.

«La humedad está siendo un problema. El cereal no se puede almacenar en esas condiciones, hay que esperar a segarlo o secarlo en la era» asegura Mario Rodríguez, responsable del almacén de COAG en La Bóveda de Toro.

La comarca de La Guareña es una de las más dañadas por la mala cosecha. En muchas parcelas de guisantes, el primer cultivo que se recoge, no ha entrado ni la cosechadora. «Igual no ha llegado ni al 10%» precisan en la zona. Adelantándose al desastre, muchos agricultores los han arado para evitar un gasto más como el de la máquina.

La siega de la cebada ha empezado con pocas sorpresas, aunque dentro de lo malo «hay parcelas muy dispares» precisa Mario Rodríguez. «Pueden salir algunas parcelas con producción de 1.600 kilos la hectáreas y otras que no llegan a 500. Pero la media anda por debajo de 1.000 kilos la hectárea. Un desastre» resume el técnico.

Una máquina cosechando en la Tierra de Campos. | Cedida

Una máquina cosechando en la Tierra de Campos. | Cedida / Irene Gómez

«Hay gente que cosecha por limpiar la parcela» apunta el responsable del almacén. Todo un síntoma del desastre, a lo que se suma la escasa calidad del grano que por lo general se está percibiendo.

«El año pasado ya fue muy malo y en el Bajo Duero se repite el desastre. Hay pueblos en toda esta zona de La Guareña donde han caído 150 litros. Las tierras empiezan a criar malas hierbas y no va a ser fácil la siega» certifica Aurelio González, responsable de UPA y agricultor en San Miguel de la Ribera.

Hay gente que cosecha por limpiar la parcela

«Por eso la gente está empezando a segar tímidamente. Además se está esperando a los peritos, que no dan abasto».

Aunque no son datos tan desalentadores, en Tierra de Campos, la comarca cerealista por excelencia, las producciones rondan los 2.000-2.500 kilos, menos de la mitad de las cosechas propias del terreno. «Hay distintas situaciones. El terreno más fuerte ha aguantado mejor porque tenía más reserva del invierno» explica José Roales, agricultor de Villamayor de Campos y responsable del sector cerealista de COAG.

«En la zona de influencia de la cooperativa Agrinza podemos hablar de una pérdidas superiores al cincuenta por ciento –apunta Roales–, aunque hay variación porque se están segando parcelas donde no se llega a los 1.500 kilos por hectárea». Aún así, en esta comarca se espera que las cosechadoras pasen por todas las parcelas. Incluso en las sembradas de guisantes porque «por lo menos dejas limpia la tierra».

Asaja ha establecido una media de 3.800 kilos por hectárea para cubrir gastos, «y no vamos a llegar ni de lejos» advierte Antonio Medina, responsable del sindicato en la provincia. «Ha retoñado la hierba y los problemas de humedad vienen a rematar el año.

Otra cosa será el precio. De momento, el mercado en Zamora está parado, la Lonja no cotiza aunque surge la inquietud porque «los precios están bajando. Y es lo que faltaba» advierte José Roales.

Estamos ante la peor cosecha del siglo y la entrada del cereal en los almacenes confirma las previsiones de un año para olvidar.

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