El campo zamorano vuelve a la carga contra la fauna y las renovables: "Basta ya, es una autentica salvajada"

«Este es mi hogar, no me lo vais a robar». La pancarta enarbolada por uno de los tractores han tomado la carretera N-631, en Tábara, resume el hartazgo y la preocupación de agricultores y ganaderos de la comarca de Tábara ante la «doble invasión» que están sufriendo los pueblos.

Por un lado, «auténticas manadas» de animales salvajes «alimentándose con nuestros cultivos». Y de otro, el aterrizaje de «empresas privadas, la mayoría con capital extranjero» para la instalación de placas solares y desarrollo de proyectos renovables «que solo vienen a especular con la energía». 

«Eso no es progreso ni futuro para la zona» apuntó el presidente de COAG Zamora, Lorenzo Rivera, en la protesta de este viernes en Tábara. Una veintena de tractores llegados de los pueblos de Tábara y un centenar de manifestantes ocuparon la carretera N-631 bajo la atenta mirada de la Guardia Civil que no pudo evitar largas colas de vehículos durante el paso de la manifestación, organizada por COAG, UPA, Asaja y la Plataforma en Defensa de la Tierra de Tábara, que discurrió por la travesía hasta la Plaza Mayor. 

El sector agrario volvía a expresar el creciente malestar del sector agrario y ganadero, y reclamar «medidas urgentes y eficaces que pongan fin a las enormes pérdidas por el exceso de fauna y el afán de determinados intereses privados y fondos de inversión por instalar renovables en la comarca». Se habló de hasta «20 proyectos en marcha» para instalar placas solares en un territorio muy codiciado por las empresas. 

«Basta ya. Queremos vivir en nuestros pueblos de lo que tenemos. Estamos pagando un peaje muy alto por mantener todos los animales. Pedimos un control poblacional exhaustivo. Estamos avisando de que la Administración tiene que tomar cartas en el asunto y hacer descastes porque esto es una auténtica salvajada» lanzó José Manuel Ballesteros, portavoz de la Plataforma en Defensa de la Tierra de Tábara.

«Ya advertimos que, tras los grandes incendios del verano, la fauna se iba a desplazar a las zonas limítrofes a buscar comida y ha ocurrido» apuntó el líder de COAG. «La Ley de Medio Ambiente exime de la responsabilidad patrimonial los daños de la fauna silvestre en los cultivos. Es una respuesta fácil, pero, si la sociedad quiere mantener la fauna salvaje, hay que hacer control poblaciones y, si hace daño a los cultivos, la sociedad tendrá que compensar los daños a los agricultores». 

Lorenzo Rivera demandó a la Junta que se reúna la Comisión Provincial de Caza «para plantear un descaste efectivo y que se cumplan los cupos de caza».

Aurelio González, secretario general de UPA, denunció cómo «se está promoviendo que se marche la gente porque la fauna salvaje expulsa a la gente del campo. Si no se controla, nos echa del campo. Hay rebaños de ciervos que se comen los cultivos, en algunas parcelas, al 95 por ciento. Así no se puede seguir trabajando y la gente se tiene que ir».

«No puede ser que, cuando se planta el maíz, el cultivador se pase la noches espantando jabalíes».

Las organizaciones agrarias avanzan que, tras conseguir el pago de los daños del lobo, también al norte del Duero, el «siguiente paso» es conseguir las compensaciones del resto de la fauna salvaje. «Hay una auténtica plaga de jabalíes. No puede ser que, cuando se planta el maíz, agricultores de toda la comarca pasen las noches espantando jabalíes para sacar adelante un cultivo. Eso no es vida». Y pidió medidas como las de Alemania donde «se mandó a las fuerzas de seguridad del Estado a matar jabalíes en la frontera con Bélgica».

Precisaron los líderes agrarios que «el año pasado se presentaron más de 40 solicitudes de daños en cultivos provocados por la fauna salvaje y nadie de la Junta ha venido ni a hacer una inspección».

Hay cansancio y hartazgo. Tanto que el presidente de Asaja, Antonio Medina, apuntó que el problema «se le está yendo de las manos a la Administración», llegando a lanzar que el mundo del campo «se está planteando crear un partido agrario como en Holanda para que se nos empiece a hacer caso de verdad». No pudieron disimular la cara de sorpresa algunos de los líderes agrarios que lo escucharon. 

Medina describió un escenario de manadas de 160 ciervos que, en primavera, empiezan a criar. «Eso es duplicar la población y no va a tener solución. Se les llena la boca a los políticos al hablar de despoblación, gastan en charlas y en conciertos en vez de tomar medidas» apuntó el líder de Asaja en referencia al polémico concierto de la Sierra de la Culebra, que fue cancelado. 

El ambiente está caldeado en la comarca de Tábara y la instalación de renovables «a cualquier precio» no ayuda a serenar los ánimos. «Estamos en contra de cómo se están instalado, con fondos de inversión que solo buscan dinero fácil y rápido y que expulsan a agricultores de parcelas con expropiaciones con las que no estamos de acuerdo», señaló Rivera. 

El responsable de Asaja consideró que «se ha dado un margen porque hacen falta energías alternativas pero esto había que haberlo regulado antes». Apostilló que los promotores «son empresas privadas y, para colmo, fondos de inversión de fuera de España, al 95 por ciento. Siempre lo elevan todo a público y tratan de echar al resto de la gente. Esto es anticonstitucional. Se nos está echando de las zonas rurales», insistió.

«Las energías alternativas son necesarias, pero no de esta manera» incidió Aurelio González. 

Hubo quien lamentó el planteamiento de la manifestación «mezclando los problemas de la fauna con las renovables».  

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