Entrevista | Rafael Sánchez Olea Director General de Cobadu

"Quién va a querer trabajar en un sector como el ovino, con cierta esclavitud y sin rendimientos"

"El agua es un factor limitante tremendo, para las personas y el campo; los pueblos que mejor se mantienen son los que tienen ganadería y regadío"

Rafael Sánchez Olea, director general de Cobadu, ayer en la jornada técnica sobre el ovino y caprino

Rafael Sánchez Olea, director general de Cobadu, ayer en la jornada técnica sobre el ovino y caprino / EMILIO FRAILE

Cobadu recupera las jornadas técnicas del ovino y caprino tras el parón de tres años impuesto por la pandemia y los complejos momentos vividos por la cooperativa, especialmente un incendio con importantes daños en las instalaciones de la sede central, y un ciberataque capaz de paralizar la actividad de este gigante del sector agropecuario. Superados tan imprevisibles seísmos, la cooperativa recupera el pulso y rutinas como las jornadas técnicas para los socios, esta vez ganaderos de ovino y caprino enfrentados a una crisis sin precedentes. Rafael Sánchez Olea describe el impacto de la falta de rentabilidad en un sector estratégico para Zamora.

–¿Cómo dibuja el panorama del sector ovino en la provincia?

–Es un sector muy importante en Zamora por su cabaña y producción de leche. Pero estamos muy preocupados porque cada vez tenemos menos censos, se van retirando ganaderos y ganado. Hemos tenido dificultades con los costes de producción, que no cubren con el precio de la leche, y la carestía de los piensos y forrajes, sobre todo estos últimos. En la cooperativa vemos que baja la venta de piensos de ovino. Son parámetros subjetivos de cómo está la situación.

–¿Qué está pasando para llegar a esta situación?

–La gente se va jubilando y no hay un relevo generacional porque no hay rendimientos económicos. Es un trabajo con cierta esclavitud y al final del año vemos que no salen la cuentas. Y si un joven tiene que empezar, es imposible. Es el mayor problema.

El ovino ha venido representando más del 40% de la producción de pienso y hoy está por debajo del 30%

–¿Cómo repercute en la cooperativa el declive del sector?

–Es patente en el mercado de piensos. Dentro del pastel entre porcino y vacuno, el ovino ha venido representando más del 40% y hoy está por debajo del 30%. Vamos perdiendo leche de venta y ganado. También hay menos identificaciones (bolos) este año. Y podemos dar gracias de que en Zamora tenemos un sistema potente de cooperativas de ovino que estamos más integrados con las organizaciones de productores y defendiendo lo mejor que podemos el precio de la leche. Este año por primera vez hemos negociado, a diferencia de otros años que te imponían el precio y era innegociable. Es una herramienta que estamos utilizando. Cada vez hay más sincronización entre todas las organizaciones de productores.

–¿Es posible entonces que los ganaderos reciban un precio razonable por la leche?

–Hay que tocar varios palillos para conseguir esto y luego la cadena de valor no se cumple por mucho que se diga. Lo que no puede ser es que el sector productor sufra todas las consecuencias.

El generalísimo construyó los pantanos pensado más en la producción eléctrica que en el suministro de la población y los regadíos

–¿Para qué se ha aprobado entonces una Ley de la Cadena Alimentaria?

–Eso no se cumple, es un brindis al sol.

–¿Por qué no tiene consecuencias el incumplimiento de una ley, cuando sí lo tiene para todo hijo de vecino?

–Las industrias dicen que no pueden pagar. Empieza la distribución, que aprieta a la industria y la industria a los productores. Al final se pone el precio desde la distribución a la industria y la industria al productor, no al revés.

La Ley de Cadena Alimentaria no se cumple, es un brindis al sol

–¿La situación es irreversible o hay razones para pensar que puede cambiar este negro panorama para los ganaderos?

–El futuro lo vemos incierto, sobre todo por la carestía de materias primas, especialmente forrajes. Está muy bien presentado el campo, pero los calores están arrebatando todo y perjudicando enormemente. Creo que perjudica mucho más el calor que la falta de agua. Las altas temperaturas adelantan los cultivos, hay excesiva evaporación del agua y se resecan las tierras. Si esto sigue así y hay restricciones de los regadíos para la alfalfa, habrá dificultades para tener forrajes para el ovino y el vacuno. Y eso repercutirá en el precio. Es más problemático aprovisionarse de forrajes que de cereales o de soja.

–Encima llueve sobre mojado, porque la situación ya viene de atrás.

–Se viene agravando desde hace tres años porque no se cubren los costes de producción; es la consecuencia de que la gente no pueda seguir. Y hago otra reflexión. Si en España no tuviéramos integraciones, la producción ganadera sería mínima. Hay que darse cuenta de que el porcino de capa blanca está casi todo integrado y por eso nos hemos convertido en el primer país productor de porcino de Europa y el tercero a nivel mundial. Igual pasa con los pollos, la avicultura integrada. Los terneros se empiezan a integrar. Los conejos están también integrados con acuerdos de comercialización. Lo único que está libre es la producción de ovino y de vacuno de leche, que es lo que más está sufriendo.

El futuro lo vemos incierto, sobre todo por la carestía de materias primas, especialmente forrajes

–¿Sería la integración una solución para el sector?

–Difícilmente el ovino se puede integrar porque depende mucho de la mano de obra, son explotaciones familiares, pequeñas y todavía esa vía no se ha explorado. Y en el vacuno parecido.

–¿En qué medida afecta al balance de la cooperativa la caída del ovino?

–Tenemos la gran suerte de que está muy diversificada. Nacimos hace unos 40 años con producción de piensos y fundamentalmente de porcino, cuando Zamora era productora de lechones. Eso ha ido evolucionando, nos hemos diversificado no solo con las distintas especies (porcino, ovino, vacuno, avicultura), también tenemos una sección potentísima de agricultura y otros servicios. Al estar tan diversificada, la cooperativa amortiza esta disminución en el ovino.

La excesiva burocracia perjudica enormemente, con trámites que se alargan mucho y desaniman a la gente

–Sin nuevas incorporaciones hay que pensar que el futuro del sector es muy negro.

–No atrae a la gente joven por esa falta de rentabilidad. Tenemos casos concretos de jóvenes que tienen oportunidad de quedarse con la explotación familiar pero desisten porque ven que trabajan con cierta esclavitud y sin rendimientos económicos al final del año. También perjudica enormemente, a parte de una excesiva burocracia, con trámites que se alargan mucho y desaniman a la gente, otro problema que es el agua.

–¿En qué sentido?

–Es un factor limitante tremendo, tanto para las personas como para la industria agroalimentaria, la ganadería y la agricultura. Si analizamos los pueblos de Zamora, los que mejor se mantienen son aquellos que tienen ganadería y regadío. Por eso creo que el agua es un factor limitante y las distintas administraciones no están dando la importancia que tiene. Estamos viviendo de los pantanos que nos hizo el generalísimo, pero se construyeron más pensando en la producción eléctrica que en el suministro de regadíos y de las poblaciones. Y eso, al cabo de unos años, tiene consecuencias.

–¿Ve la luz por algún sitio?

–En el ovino podemos estar satisfechos porque la IGP del Queso Castellano ya se ha registrado y eso dará mayor valor al queso y a la leche. Puede ser una buena herramienta. También está la ley de oferta y demanda, que es la regla de oro, y al disminuir la producción de leche, ayudará a subir precio. Y hay un punto de inflexión que nos está haciendo reflexionar a todo el mundo. La guerra de Ucrania, cualquier incidente, un barco que se atraviesa en el canal de Suez... Nos estamos mentalizando de que tenemos que tener soberanía alimentaria y de más cosas.

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