Sesnández de Tábara, localidad serreña perteneciente al municipio de Ferreruela, cuyo término se sitúa entre la “Sierra de las Carbas” y la “Sierra de la Culebra”, ha visto culminada la concentración parcelaria 31 años después de iniciarse el proceso. Satisfacción general, a pesar de la tardanza.

La Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León ha procedido a la entrega oficial de todos los títulos de propiedad de las fincas de reemplazo resultantes de la concentración parcelaria ya terminada. Con sus títulos, los propietarios están pasando ya por el Registro de la Propiedad de Alcañices para poner punto y final al larguísimo proceso.

Había que ponerse de acuerdo para sacar las patatas porque no cabía una pareja de bueyes en las cortinas

El minifundismo resultante de partijas de herencias, la mayoría de las veces entre familias numerosas, dieron lugar a un paisaje marcado por posesiones reducidas a la mínima expresión: “Las huertas se partieron tanto que luego teníamos que ponernos de acuerdo los hermanos para ararlas y sacar las patatas a la vez porque no cabía ni la pareja de vacas en la parcela”, reconocen los mayores del lugar.

Un prado del término de Sesnández Ch. S.

Otro problema se centra en que el registro del Catastro de rústica es en la mayoría de los pueblos quien garantiza la posesión. Muchas fincas tenían menos valor que lo que cuesta darlas de alta. De ahí que los vecinos de Sesnández se muestran encantados: “Tener las pacerlas reagrupadas y que nos den el título de propiedad es un sueño hecho realidad: como si nos hubiera tocado el gordo de la Lotería de Navidad”.

Sesnández, hoy con 143 habitantes, superaba los 230 cuando se promovía la concentración parcelaria en 1991. Muchos de quienes pusieron su firma, entonces agricultores y ganaderos en activo, recibirán el título de propiedad ya jubilados. Otros muchos han tenido peor suerte pues durante el proceso fallecieron.

26 de julio de 1991, inicio del proceso

La historia daba comienzo un ya muy lejano 26 de julio de 1991 cuando la mayoría de los propietarios de Sesnández registraron en la Junta de Castilla y León la solicitud de la concentración parcelaria. El 6 de noviembre de 1992 el alcalde de Ferreruela remitía la composición de la Junta de Trabajo y de la Comisión Local. La Junta de Castilla y León, por acuerdo de 28 de octubre de 2004, declaraba de utilidad pública y urgente ejecución la concentración de Sesnández.

Los trabajos de investigación darían comienzo el 6 de marzo de 2006 con un primer plazo de un mes donde los propietarios hubieron de presentar la documentación que justificaba la propiedad de sus parcelas. La base provisionales se publicó cuatro meses después, en agosto.

En el caso de Sesnández hubo de contar con la preceptiva Declaración de Impacto Ambiental al encontrase incluida dentro del Lugar de Interés Comunitario “Sierra de la Culebra”. El perímetro de la concentración limitaba al norte con el Monte Consorciado “Carmona”, al sur con Abejera y Ferreruela; al este con Escober y al oeste con Tábara y Abejera.

El 2 de marzo de 2007 la Dirección General de Desarrollo Rural autorizaba la ampliación del perímetro con el fin de incluir algunas parcelas comprendidas en el pago de “El Casal” , antaño propiedad del Marquesado de Tábara.

Aunque la superficie delimitada ascendía a 2.351 hectáreas, fueron 2.043 hectáreas, 79 áreas y 78 centiáreas las finalmente concentras. Dichos terrenos pertenecían a 357 propietarios que aglutinaban en conjunto 10.825 parcelas que se vieron reagrupadas a sólo 903 fincas de reemplazo.

Las mejoras fueron más que evidentes pues se pasó de una media de 30,15 parcelas por propietario a sólo 2,52. El minifundismo era tal que la media de las propiedades era de 18 áreas y 88 centiáreas, pasando a 2 hectáreas, 22 áreas y 65 centiáreas de las fincas de reemplazo.

El Ayuntamiento de Ferreruela remitió el día 11 de diciembre de 2006 el expediente de inclusión de los bienes comunales con una superficie de 456 hectáreas. Se atribuyeron al Ayuntamiento los terrenos particulares que constituía un enclave en “El Casal”.

Para los bienes comunales se procuró asignar los lotes del Ayuntamiento en aquellos lugares de mayor interés público y las praderas comunales, se intentó darles formas regulares, eliminando mangas y picos, pero manteniendo la comunicación entre ellas para favorecer el pastoreo extensivo. Así mismo se dejaron dentro de los comunales las principales fuentes y charcas.