José Roales Martín vuelve a tomar las riendas de Cámara Agraria Provincial de Zamora tras la última consulta agraria que otorgó la mayoría a la Alianza UPA-COAG. En medio de una situación más que incierta para las que en su día fueron las influyentes "Hermandades", José Roales tiene muy claro que el patrimonio de las cámaras "es intocable". Este agricultor terracampino habla en la entrevista de la situación de la Cámara Agraria y también del mundo agrario.

-Cuando salió elegido como presidente de la Cámara Agraria habló de una situación de incertidumbre ¿se ve terminando el mandato al frente de la entidad?

-El camino que lleva la Cámara es de una incertidumbre total, no sabemos qué hacer porque tampoco sabemos qué quiere hacer la Junta de Castilla y León con las cámaras agrarias. Ni las cierran ni las mantienen como debe de ser, no hacen nada. Yo me temo que pretenden que las cerremos los agricultores y los ganaderos porque ellos no se quieren comer ese marrón. Pero que no esperen eso de nosotros, no vamos a cargar con esa responsabilidad.

-Hablamos de entidades con un patrimonio estimable, ¿qué importancia tiene la Cámara Agraria de Zamora?

-Una importancia vital porque es el órgano entre el agricultor y ganadero, y la administración. Debería resolver muchos problemas, pero no es así porque no tiene competencias ni presupuesto.

-¿Qué fue del dinamismo del que en su día gozaron?

-Nos dedicamos única y exclusivamente a asesorar a agricultores y ganaderos en todo lo relacionado con los pastos, que no es poco, pero demasiado poco para lo que tendría que ser.

-En el caso extremo de que se planteara la extinción ¿en qué condiciones se haría, qué pasaría con el patrimonio?

-Mientras yo sea presidente no vamos a permitir que nos arrebaten un patrimonio que es de los agricultores y los ganaderos, no de la Junta de Castilla y León. Y si la Cámara Agraria se cierra ese patrimonio irá a los agricultores y ganaderos porque es nuestro.

-Pese al progresivo vacío dicen contar con recursos, incluso sin haber cobrado una subvención comprometida por la Junta.

-Sí, el anterior gobierno regional libró una subvención para las cámaras y cuando entró la consejera nueva (Milagros Marcos) la paró, dejaron sin efecto los 56.000 euros que estaban pendientes. Una cifra considerable que vendría muy bien si a la Cámara se le dotara de competencias. Entre el dinero que nos daban, el remanente que tenemos y lo que ingresamos de pastos, hierbas y rastrojeras, dispondríamos de liquidez para hacer cosas. Pero no nos atrevemos a hacer nada no sea que encima estemos cometiendo alguna irregularidad.

-Una de las consecuencias de esta situación ha sido un proceso traumático de despido de los trabajadores.

-Así es, hubo que indemnizarles y como no teníamos dinero tuvimos que vender un patrimonio que no hubiera sido necesario si la Junta, como se comprometió, hubiera puesto el dinero que le correspondía. Entre otras cosas nos hubiera servido para pagar la indemnización por los despidos.

-Centrándonos más en la situación del mundo agrario ¿cómo lo ve?

-Con mucha preocupación porque cada vez que se avecina una reforma eso supone recortes a los agricultores a título principal, que son los profesionales. Aceptamos que haya recortes, pero para gente que no vive del campo. Habría dinero suficiente si la PAC se pagara solo a los agricultores y ganaderos que son profesionales, estaríamos mejor tratados y sobrarían fondos porque hay muchos perceptores que no tienen que percibir porque no son profesionales.

-Es una batalla histórica de COAG sin los resultados esperados porque la PAC sigue siendo "café para todos"

-Tenemos cierta frustración, alguna cosita se ha conseguido pero la PAC para los profesionales del campo es nuestra seña de identidad y es por la que vamos a seguir peleando. Las ayudas solo tienen que venir a los que trabajamos el campo; única y exclusivamente.

-Lo cierto es que tienen que seguir percibiendo los fondos de la PAC, a pesar de que les sigan cargando el sambenito de las subvenciones.

-Hay que aclarar lo de las subvenciones. La PAC se creó, entre otras cosas, para que los consumidores no pagaran el pan y otros alimentos que producimos más caro de lo que deberían. Es una ayuda al agricultor y al ganadero, pero tenemos que tener en cuenta que la PAC solo supone el 25 por ciento de nuestros ingresos.

-¿Ante un año catastrófico como el pasado cómo cuadra las cuentas una explotación agropecuaria?

-Pues sacando un pie de un hoyo y metiendo el otro, y pidiendo créditos porque es la única manera de poder sobrevivir, otra no nos queda. Aunque no cojamos cosecha las labores y el gasto hay que irlo haciendo para el año que viene; ¿cómo? Pues endeudándonos.

-No parece muy viable que tenga que salir el negocio adelante a base de endeudarse.

-Es lo que hay, nosotros vivimos mirando al cielo. Este año muchísimos agricultores y ganaderos hemos tenido que pedir un crédito porque hay que pagar semillas, abonos, herbicidas. Los ganaderos tienen que comprar pienso, alfalfa, forrajes?

-Este año parece que pinta mejor ¿qué perspectivas atisba a día de hoy?

-El año se presenta bien, a lo mejor ligeramente retrasado porque ha llovido tarde y ha hecho frío, pero en líneas generales el campo tiene buen aspecto, está sano, salvo alguna tierra que pueda tener algún problema de hongos.

-¿Cómo está afectando el cambio climático a la actividad agraria?

-Ya es un hecho que estamos reduciéndonos a dos estaciones, la primavera y el verano, invierno no hay, no hiela. Este invierno sí se puede considerar normal, que ha hecho frío, pero no ha helado tanto. El año pasado prácticamente no heló nada, o lo hizo a destiempo, y no llovió. Lo que es evidente es que nos limitamos a dos estaciones, ya no hay invierno y casi ni otoño.

-¿Eso afecta al planteamiento de los cultivos, hasta qué punto está obligando al agricultor a reinventarse?

-Totalmente; empezando por buscar variedades más adaptadas a la escasez de agua y a temperaturas más altas, sembrando otros tipos de cultivo para paliar el daño y que no sea meter todos los huevos en la misma cesta, como ha venido ocurriendo con el cereal. Tenemos que ir sembrando a lo largo del año colzas, cereales, guisantes, vezas, maíces, remolacha, girasol?. En fin, diversificar lo máximo posible para que a todo no le afecte, porque si el invierno viene escaso de agua, con temperaturas altas, tienes que esperar a ver si la primavera viene con más agua y sembrar cultivos más de esa estación.

-¿Entonces se acaba la tradición cerealista de Tierra de Campos, el granero de Castilla?

-Sigue siendo cerealista pero ya se está diversificando. En el planteamiento actual hay dos factores a tener en cuenta: uno el "greening" o el verdeo, que nos obliga a sembrar varios cultivos. Y otro la siembra directa, que lleva a tener más capacidad o más tiempo para labrar más hectáreas, y eso nos hace que, en vez de dejar tanto barbecho, se siembren otras variedades. Diversificar.

-¿Cómo va a ser el agricultor del futuro?

-Para ser rentable hay que tener una extensión grande, entre otras cosas porque los precios son muy bajos. En el cereal ahora mismo estamos en el umbral de rendimiento y el año pasado ni eso, perdimos dinero. En un año normal en Tierra de Campos si una tierra normal puede dar 4.000 kilos de cebada por hectárea, los 2.500 kilos primeros son para pagar gastos y el resto, al precio que están los cereales en el umbral de rendimiento, pues te puedes hacer una idea.

-¿Qué solución hay entonces para hacer viable una explotación?

-La diversificación, hay que buscar otras alternativas que sean más rentables. La colza, el girasol, las leguminosas y las proteaginosas. Ahora mismo, como está el mercado, lo que menos produce es el cereal y es el que más gastos da.

-¿No se espera entonces una subida de precios que haga rentable el cultivo?

-Ahora mismo la tendencia es a la estabilidad de precio. Puede influir la climatología y poco.

-En años de mala cosecha, como el pasado, no repercutió la subida de precio.

-Claro, es que el mercado está globalizado. Tenemos que mirar todas semanas a la Bolsa de Chicago. Ahora sirve de muy poco que en Zamora haya una cosecha mala para que suba el precio, no influye en nada prácticamente. En nada porque continuamente hay barcos de cereales moviéndose por todo el mundo.

-Otro problema es el relevo generacional, la gente joven no se quiere quedar en el campo , entonces ¿qué futuro le espera a la agricultura y la ganadería?

-Ya es con cuentagotas la gente que se incorpora al sector. Ayudas ridículas para instalarse y con el precio de la tierra es inviable; los absentistas del campo no sueltan las tierras porque esto es un chollo, además los precios de los cultivos están muy bajos y los inputs muy altos, entonces la gente no se queda. Y además porque en los pueblos no tenemos médicos en condiciones, no tenemos escuela, Internet es espantoso. Con unos servicios sociales bajo mínimos y sin ayudas para que la mujer se instale en el campo poco podemos esperar.

-¿En qué manos va a quedar el campo entonces?

-El futuro es que venga una empresa y se dedique a sembrar el pueblo entero. Si no cambia, que no tiene pinta, vendrá una multinacional y siembre el campo de Villamayor, mañana se vaya al de Villalpando y al otro al de Castroverde. Y así.

-¿Usted lo verá?

-Yo creo que sí, soy muy pesimista. No se lo están poniendo nada fácil a los jóvenes. Desgraciadamente en el campo hay muy pocas mujeres en edad fértil, que son las que fijarían la población. Se van porque no tienen posibilidades, porque sus hijos no tienen colegio ni guardería para que pueda trabajar. Se están cargando los pueblos y luego a la Junta y al Gobierno se les llena la boca con el campo; cada vez que le oigo a un político me dan ganas de reír.

-¿No ve la luz?

-Es difícil, hay que hacer políticas para que la gente se quede en el pueblo y no lo contrario.