-¿Los ingenieros estaban a pie de presa?

-Había un ingeniero que recorría toda la presa, y otro para toda la maquinaria. Todo se llevaba anotado. Una noche se rompió un vástago de los que alimentaba las hormigoneras. "Ha tardado usted diez minutos más que en otra ocasión" me dijo. Las averías nunca son iguales. Si el vástago se rompe a ras de soporte, que ni queda un pezón que puedas coger con llave de perro, obliga a realizar con un taladro una agujero, meter un macho de izquierda, enfriarlo... Se tarda más en repararlo.

-¿Cómo y cuándo se hacía el mantenimiento la maquinaria cuando todo iba a un ritmo trepidante?

-Para el mantenimiento de las grúas había una brigada y se aprovechaba para hacerlo los domingos. La reparación de los tractores y silobuses se podía hacer entre semana porque había repuesto.

-¿Recuerda algún accidente grave?

- Una noche murió un obrero atropellado por un camión en el muelle de carga. No sé si se dormiría. El ingeniero llegó, me tocó en el hombro y dijo que la obra debía continuar porque si pasaban dos horas había que hacer limpieza de hormigón. No se podía detener una obra de esta envergadura y continuamos.