Las cuadrillas de extinción son aleccionadas, para su mejor operatividad y seguridad, sobre un protocolo básico conocido como Oacel. «Permite prevenir situaciones comprometidas para la seguridad personal de una manera rápida» al decir de los promotores. La palabra está compuesta por la inicial de los conceptos «observación, atención, comunicación, ruta de escapa y lugar seguro». Es una premisa fundamental «que cada uno en su puesto asuma un papel activo, que cada trabajador vele por su seguridad personal en el desempeño del trabajo, así como por la del resto de los compañeros de la cuadrilla y la de otros medios presentes», y que el capataz o el técnico garantice la aplicación de las pautas y protocolos y supervise permanentemente la situación de la cuadrilla en relación a su seguridad. En el protocolo se ha incluido en este nuevo trabajo la atención. «El cambio está motivado en los accidentes ocurridos y analizados en los últimos años», que ponen en evidencia que «la pérdida de la percepción de la situación conduce directamente a una desorientación, que lleva a asumir riesgos innecesarios, enfrentándose a momentos impredecibles y que provocan accidentes».

Escenarios de accidentalidad

Un examen de los casos de accidentes fatales por atrapamiento que se han documentado en España ha permitido describir el escenario más común de accidentes:

Comunicación imprescindible

La comunicación «es imprescindible» en las labores de extinción de incendios, y se hace uso de un sistema de comunicaciones que permita hablar entre distintas zonas de trabajo.