«Debemos tener conciencia del valor del patrimonio del cielo y ser más conscientes de lo que supone iluminar mal un municipio» reflexiona el astrofísico zamorano. La amenaza mayor a la pérdida de ese patrimonio «en este momento son los aerogeneradores, tanto por la intensidad de la luz como por los destellos». El problema de estas agresiones a un valor universal es que «una vez que se pierde esa limpieza del cielo, es para siempre; prácticamente es imposible de recuperar. Las instalaciones van consiguiendo cesiones difíciles en un momento clave, cuando existe una normativa sobre alumbrado público que cuida bastante el riesgo de contaminación». Otra consecuencia de esa presión contra el firmamento recae sobre la investigación en astronomía. «No cuidar el patrimonio del cielo resultará cada vez más costoso para los estudiosos. Llegará un momento en que hay que salir al espacio para ver el cielo». Por no hablar de las secuelas en los organismos vivos.

¿Qué se podrá investigar desde el observatorio de Sobradillo? «Temas de evolución de la vida de las estrellas, nebulosas o supernovas». Es un telescopio de cierto nivel para profesionales y aficionados «un poco avanzados», que tendrán la posibilidad de algunas horas de observación. En todo caso el sistema de acceso al centro y el funcionamiento en general es algo que todavía está por determinar. Porque existe la posibilidad de realizar una observación «in situ» o de forma telemática. Al margen del uso público que tendrá el observatorio, quien disfrutará a fondo será su promotor, apasionados de las estrellas, aunque ahora desde la afición. «Ahora mismo hay tan pocos fondos, tan pocos puestos y gente tan preparada que es prácticamente imposible volver a engancharte». Javier nunca quiso apartarse de su profesión pero las circunstancias y, por qué no decirlo, también el servicio militar partieron por medio sus proyectos. Hizo sus pinitos. Tras estudiar tres años de física en la Universidad de Salamanca, se especializó durante dos años en el Instituto Astrofísico de Canarias. Estudió con una beca Erasmus en Utrech y un año de doctorado en el Instituto Kapteyn de Astronomía de la Universidad de Groningen (Holanda). La imposibilidad de conseguir una beca europea dio al traste con todo.