Las claves de las elecciones municipales en Castilla y León

La mayor parte de los ciudadanos de la comunidad tienen un alcalde socialista

Sobres y papeletas para el voto por correo.

Sobres y papeletas para el voto por correo. / E. P.

Óscar R. Ventana (Efe)

Castilla y León va a vivir el próximo 28 de mayo una circunstancia inédita en su historia autonómica: la elección de sus concejales y alcaldes se producirá de forma aislada, sin otras urnas al lado, como ocurrió el pasado 2021 con las autonómicas que depararon el primer pacto autonómico PP-Vox, pero en este caso con la cercanía que da votar a uno de sus vecinos, lo que dibujará un mapa político difícil de analizar de forma conjunta.

El punto de partida para la comparación será lo ocurrido en 2019, cuando el PP consiguió mantenerse como el partido más votado en las municipales en Castilla y León, aunque con un significativo descenso en apoyos que dejó la diferencia global con el PSOE en los 28.000 votos -en 2015 era de unos 138.000 votos-, y también con un reparto de las capitales de provincia favorable a los socialistas.

Dos puntos porcentuales separaron a PP y PSOE en las municipales, lo que tuvo su reflejo también en las elecciones autonómicas, cuando por primera vez en décadas los socialistas volvieron a ser la primera fuerza (35 procuradores frente a 29 del PP), pero que no tradujeron en el Gobierno autonómico tras el pacto entre el PP y Cs.

Ahora el panorama ha cambiado, con un Cs prácticamente consumido y con Vox como aspirante a acceder a más municipios, en especial en las capitales y municipios más poblados, como réplica de los resultados cosechados el pasado 2021 en las elecciones autonómicas, que les situaron en el Gobierno de Castilla y León a través de su pacto con el PP.

Está por ver si la percepción de los votantes de esta coalición entre el PP y Vox, mirada por todo el país como muestra de lo que puede ocurrir en otras autonomías y municipios, incluso a nivel nacional con las Elecciones Generales ya a la vista en este 2023, influye o no en los comicios municipales.

El PSOE, lo urbano

La mayor parte de los ciudadanos de Castilla y León tienen un alcalde socialista, lo que ocurre en las ciudades de Valladolid, León, Burgos, Segovia y Soria; mientras que el resto se las reparten el PP (Salamanca), IU (Zamora), Cs (Palencia) y Por Ávila (Ávila), aunque sólo dos de ellos consiguieron mayoría absoluta, el socialista Carlos Martínez en Soria y el dirigente de IU Francisco Guarido en Zamora, esta última una de las sorpresas más grandes de los comicios de 2019 a nivel nacional.

Ahora, fuentes socialistas dan por hecho que mantendrán las capitales en las que gobiernan, con o sin pactos, y confían en repetir su triunfo de 2019 en Palencia, donde finalmente su candidata Miriam Andrés -repite ahora- se quedó sin bastón de mando al alcanzar un acuerdo Cs y el PP, que entregó esta Alcaldía a Mario Simón (Cs) a pesar de que los naranjas únicamente tenían 3 concejales, dentro del pacto a nivel autonómico que, a cambio, dio la Presidencia de la Junta a Alfonso Fernández Mañueco.

También vinculado a ese pacto autonómico PP-Cs, aunque en sentido inverso, se fraguó el gobierno municipal en Salamanca, donde por primera vez en décadas el PP tuvo que compartir concejalías de gestión, en este caso con Cs, mientras que ahora es Vox el que busca conseguir una representación que le permita acceder al consistorio salmantino.

En el caso de los pequeños municipios, el hecho de que el PP casi haya presentado candidaturas en todos ellos implica que, de partida, los populares cuenten con todas aquellas alcaldías donde únicamente concurren ellos, lo que sirve de tendencia en muchas de las localidades de inferior tamaño de la Comunidad.

Diputaciones

Precisamente conseguir concejales que parece que no cuentan en un ayuntamiento dominado por su respectivo rival, fundamentalmente PP y PSOE, sí tiene importancia a la hora de sumar fuerza en las Diputaciones Provinciales, claves en la organización y gestión de los municipios y que siempre se plantean como 'batallas políticas' a la altura de la consecución de las capitales de provincia y los municipios más poblados.

Actualmente el PP mantiene la Presidencia de siete de las nueve diputaciones provinciales, todas menos Zamora, donde la cedió al hasta hace unas semanas único diputado de Cs, José Requejo -que acaba de fundar un nuevo partido para competir por la Alcaldía de la capital-, a cambio del apoyo de los naranjas para el Gobierno presidido por Mañueco y la de León, donde se mantiene al frente el socialista Eduardo Morán con el apoyo de la UPL.

La fórmula zamorana, mediante la cual un partido en principio minoritario se hace con la Presidencia, ha dado mucho que hablar en esta legislatura y precisamente abre una vía para que Vox, especialmente en Valladolid, y UPL en León, hablen abiertamente de que pueden utilizar sus votos en otras instituciones como los ayuntamientos de las capitales para pedir como contraprestación la dirección de la Diputación, y todo lo que ello implica, especialmente en el apartado económico.

Y después ¿qué?

El resultado del 28M y las diferentes lecturas que realizarán los partidos dejarán un escenario abierto para las elecciones generales, pero también abrirá una nueva etapa en el gobierno de coalición entre el PP y Vox, que mantienen su unidad, pero que tendrán que pasar por la prueba que significarán las previsibles negociaciones entre ambas formaciones en otras instituciones.

En 2015 eso se produjo de forma conjunta y Cs maniobró para hacerse con parte del poder municipal a cambio del autonómico. Está por ver hasta qué punto tensionará Vox ese as en la manga, tanto a nivel autonómico como en otras instituciones municipales, con la vista puesta especialmente en la provincia y la capital vallisoletanas, según reconoció el líder de la formación en esta comunidad y vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, en una reciente entrevista con Efe.

Y después del 28M llegará casi sin tiempo para respirar la nueva precampaña, la de las generales, otra nueva prueba de fortaleza para los principales partidos, acostumbrados en los últimos ejercicios a verdaderas maratones de mítines y a cambios en los escenarios que se han vuelto impredecibles, con surgimiento de partidos, desaparición de otros y giros como la pandemia o la invasión rusa de Ucrania, que han marcado el día a día de las sociedades actuales en las cosas 'del comer'.