Agricultores de la comarca de Benavente se suman a la reivindicación europea por segundo día

"Ni sindicatos, ni partidos políticos, ni ultraderecha porque llevemos banderas. Esto es Fuenteovejuna". Esta frase de un agricultor de la comarca parece resumir el sentir general de los trabajadores del campo de la comarca benaventana, que por segundo día consecutivo se echaron ayer a la carretera y se concentraron en Quiruelas de Vidriales y en Benavente para evidenciar su malestar por la situación que atraviesa el sector.

"Solo pedimos vivir de nuestro trabajo" rezaba en rojo y azul una enorme pintada en el acceso a la estación de servicio de Quiruelas de Vidriales, a cincuenta metros del enlace con la autovía A-52 (Rías Bajas), que la Guardia Civil tenía vigilada y bajo control.

Desde primera hora de la mañana y a través de las redes sociales se organizó esta segunda concentración. Una finca próxima a la autovía volvió a ser el punto de encuentro. De Benavente y de otros puntos de la comarca llegaron por la N-525 a Quiruelas. Algunos agricultores hablaban de 200 tractores, otros de 80, otros de 150. A las dos de la tarde, poco antes de organizarse para regresar y protagonizar en Benavente una segunda marcha por el centro de la ciudad, al menos un centenar integraron el convoy.

En algunos tractores lucían banderas de España. En otros, pancartas mayormente pintadas a mano con reivindicaciones y advertencias. "Nuestro fin, vuestra hambre". "El campo no se muere, lo matan". "¿Quien se encargará de darnos de comer cuando nos cansemos?, rezaban algunas de ellas.

"Aquí no se mira qué se vota. Hay de todo. Pero ni somos de Vox ni de ultraderecha por llevar banderas", alegó un agricultor quejándose de la proliferación de "falsas informaciones" en las redes sociales. La opinión se repetía tanto o más que el desdén a los sindicatos agrarios. "Nada de sindicatos. Solo están para cobrar la cuota", contestaba indistintamente a quien se le preguntase.

Aunque se dé la paradoja de que los agricultores franceses estén atacando los camiones con productos españoles y del norte de África, los concentrados mantienen haberse sumado a la protesta convocado en varios países europeos el 6 de febrero porque la situación en Europa es la misma.

Un agricultor lo certifica mostrando las reivindicaciones del 6F. Es un documento general lleno de peticiones de derogación de leyes y acuerdos. A la Unión Europea le exigen derogar el Pacto verde Europeo; revisar todos los acuerdos comerciales internacionales de libre comercio; no ratificar Mercosur; y en futuros acuerdos que haya preferencia comunitaria.

Las peticiones al Gobierno de España son más amplias: derogar la Ley de cambio climático y transición energética; la de protección de los derechos y el bienestar animal;_el decreto que regula el Sistema de Información de explotaciones agrícolas y ganaderas y de la producción agraria; la Ley de gestión de la Política Agraria Común; el decreto sobre el uso sostenible de los productos fitosanitarios; las normas para la nutrición sostenible en los suelos agrarios; y, por último, sacar al lobo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.

La concentración en Quiruelas y en Benavente se convocó por redes sociales y grupos de whatsapp. Nadie aparecía como portavoz, y la normalidad marco las reivindicaciones. La Guardia Civil había advertido previamente que no podían entrar en la autovía, según pudo saber este periódico.

Por la tarde, unos ochenta tractores emprendieron una nueva marcha, esta vez más corta, por el centro de la ciudad. Circularon tocando la bocina por Federico Silva y el Ferial para regresar al punto de partida, en la Cañada Real Berciana. En las cabinas de los agricultores se veían jóvenes, parejas e incluso algún niño. Todos tocaban la bocina. Nadie sabía decir si estos actos se repetirán hoy, ni cómo serán los del 6 de febrero.

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