"Una cosa está bien clara, si los propietarios de las tierras no dejasen verter los purines en masa, como se está haciendo, la situación cambiaría". Esta era una de las claves en el intenso debate suscitado a raíz de la asamblea informativa del movimiento contra las macrogranjas y los efectos de estas instalaciones, organizado al atardecer del viernes en Camarzana de Tera.

Más aún, la pregunta se lanzaba al aire acerca de si algunos propietarios de las fincas sabían que se estaban vertiendo purines en sus tierras. "¿De quién son las fincas, tendrán dueño, los dueños tendrán que decir algo?", refería uno de los asistentes de entre el poco más de medio centenar que participaron en la asamblea informativa celebrada en el edificio de usos múltiples de Camarzana.

Desde los convocantes, representantes de plataformas en la provincia contra las macrogranjas, representantes agrícolas como del sindicato UCCL y asociaciones ecologistas, se incidía en que "lo normal es que esto se tuviera que explicar a la gente de la ciudad, pero las gentes de los pueblos lo saben bien claro".

En el debate se quiso poner de manifiesto que no se estaba en contra de las pequeñas explotaciones ganaderas de porcino, granjas que proliferan por los Valles de Vidriales y Tera y que cuentan con un registro aproximado de 60.000 plazas de cebo y entre 3.500 y 4.000 reproductoras. Sí, en cambio, se evidenció la oposición a la instalación de las macrogranjas por empresas que en realidad son grandes grupos de fondos de inversión buscando una alta rentabilidad "sin importarle las consecuencias medioambientales y lo que es peor la forma de vida de los pueblos". "Se trata de empresas que lo mismo que hacen coches en cadena, estas grandes instalaciones ganaderas producen cerdos con instalaciones totalmente informatizadas y que en realidad crean muy pocos puestos de trabajo". Los intervinientes no dejaban lugar a dudas su firme postura en contra a este tipo de "grandes fábricas de carne", así denominadas, que atentan contra la calidad de vida del medio rural. No digamos el turismo, la última apuesta que se realiza por los núcleos rurales. "Generarían trabajo, si hubiera industrias transformadoras, pero lo único que dejan aquí son los malos olores, la mierda, ni que decir tienen los efectos en los acuíferos, en el agua que bebemos". Al respecto la geóloga Ángela Sánchez Díez incidía en tres aspectos claves: el aire, el agua y el suelo como ejes notablemente perjudicados por los abundantes vertidos de purines.

Los métodos de producción rápida provocan que "se están atiborrando de medicamentos a los cerdos, nos están envenenando a todos y es otro problema más". No es lo mismo el cultivo tradicional que el que ahora se realiza. En definitiva lo que se busca es la rentabilidad. Estas empresas "no son empresas, son fondos de inversión que saben muy bien detrás de lo que andan, capitales que hoy se dedican a esto y que mañana cuando el mercado cambie, se van a dedicar a otra cosa; y se van de rositas de aquí".

La elevada demanda de consumo de cerdo provoca que en países como en China se estén construyendo gigantescos edificios para criar ganado porcino. Esta asertación por parte de uno de los intervinientes dejaba atónitos a muchos de los asistentes al señalar que se construían edificios de 14 plantas para esa producción masiva. "¿Porqué en Alemania, en Holanda, o en Dinamarca se están cerrando instalaciones de este tipo, porqué tenemos que aceptarlas en nuestras zonas?", se lanzaba al aire la pregunta.

"Este no es el modelo que queremos, no estamos en contra de las granjas particulares, de las granjas actuales". Se repetía entre los asistentes a la asamblea informativa haciendo hincapié en una sencilla reflexión que pasa por la sensibilización de que el mundo rural ha de apostar por el medio ambiente, por la sostenibilidad en la producción ganadera.

"¿Quien va a querer venir a un pueblo cuando los olores no se soporten y afecten a los acuíferos?". El manejo de los purines, en muchos casos vertidos al lado de las casas, con vientos en dirección al casco urbano, incluso cerca de caños y regatos en momentos previos a las precipitaciones de lluvia, no dejó indiferente a ninguno de los presentes.

La complicidad y aquiescencia de algunos alcaldes y más aún de la administración, recibieron los mayores dardos en esta campaña de sensibilización organizada en Camarzana de Tera.