En cuanto a los inconvenientes, Julián Guerrero, mencionó que "el coste de la planta injertada es muy elevado, con una media de entre 12 y 14 euros; que el viverismo es relativamente incipiente y, al haber más demanda que oferta, todo vale y todo se vende". Precisó que "80 por ciento es mala y hay que buscar en ese 20% " buena calidad. También reparó en la lentitud inicial para recoger fruto. "Hay que esperar hasta el quinto o sexto año, en regadío, y séptimo u octavo, en secano".Puso especial hincapié en apuntar la importancia de las variedades, de los injertos y de la cultura laboral. "Es un cultivo vecero, con tendencia a la alternancia, y hay que jugar con él y trabajar bien el riego, el abonado y regular la poda. Si abuso del pistacho, y no le ayudo durante la poda, puede caer y no tener producción un año o dos años". De ahí que advirtió de "ver la producción en dos o tres años".

A quienes se inician les aconsejó "visitar viveros, preguntar por el origen de la semilla, que ésta esté certificada, comprar la planta lo más homogénea posible, ver el estado fisiológico, que los nudos sean buenos, la calidad precio y comprar un 10 o 15% más de la planta necesarias". También se centró en las producciones y destacó la rentabilidad si el suelo, la planta y el manejo es adecuado.

Miguel Ángel Zamorano, manifestó que el cambió climático como un factor favorable para el cultivo en la provincia de Zamora "porque cada vez habrá menos heladas primaverales, que le afecten y todavía hay una pluviomentría que permite su cultivo". "El pistachero quiere suelos que drenen, donde no se produzcan encharcamientos". También resaltó la demanda de pistacho y su buena comercialización exterior.

La jornada culminó con la participación de Adrián Román Quirós, de Sociedad Agraria de Transformación del Campo, que explicó su experiencia como cooperativa de producción de pistacho en ecológico. La gran concurrencia de personas interesadas en conocer este cultivo también se reveló en las cuestiones planteadas sobre el exótico producto.