Anda alguna gente, sobre todo la pro PP, emocionada por las cifras del paro, conocidas esta semana. Parece como si de repente hubieran desaparecido los problemas de desempleo y nos encamináramos hacia la Arcadia feliz, que, obviamente, llegaría el 26J si Rajoy gana las elecciones y consigue formar Gobierno (no confundir una cosa con la otra). En España, en mayo, se registraron 118.768 parados menos que en abril, casi un 3%. En Castilla y León, el descenso fue de 7.886, más del 4%. Y en Zamora, hubo 636 personas menos apuntadas en las oficinas de empleo, también más del 4% . La variación absoluta en un año, es decir de mayo del 2015 a mayo del 2016, también es muy positiva. En España, 323.628 desempleados menos; en Castilla y León, 15.980 y en Zamora, 1.235.

Hasta aquí miel sobre hojuelas, casi para tirar cohetes, pero enseguida vienen las preguntas, las dudas, las incoherencias. En los casos de Castilla y León y Zamora, ¿cómo se conjugan esos datos positivos con la pérdida de población, especialmente de jóvenes que se van de su tierra porque aquí no hallan medio de vida digno?, ¿no será que, aunque se den de baja en el paro aquí, el trabajo lo encuentran fuera? En este sentido, hay un dato revelador: durante mayo, el número de afiliaciones a la Seguridad Social bajó en Zamora un 0,22%, es decir hubo menos paro, pero también menos afiliados a la Seguridad Social, o sea descendió el número de los que cotizan por trabajar aquí. Otras estadísticas que circulan estos días son igualmente sintomáticas y preocupantes: 2.000 jóvenes emigrados de Zamora en lo que va de año; riesgo de exclusión social para uno de cada cuatro zamoranos, según Cáritas. Duro, muy duro.

Por todo ello creo que hay que celebrar con alegría las cifras recientes del paro, pero poner el asunto en su justa dimensión, que equivale a afirmar que es necesario ponerlas en relación con las demás variables, comparar y sacar conclusiones con todas ellas sobre la mesa, no con detalles aislados. Baja el paro. Bien. Pero si baja porque los zamoranos se van a trabajar a otros lares, malo, el futuro se presenta negro ya que, como revelan los padrones, cada vez vamos quedando menos y más viejos. Y eso que parece que ahora, ¡por fin!, en Europa comienzan a tomarse en serio el problema de la despoblación en muchas comarcas, especialmente en la España interior, la más afectada. El asunto se ha debatido esta semana en el Parlamento Europeo a instancias de la Chunta Aragonesista y del Partido Castellano que han encontrado eurodiputados dispuestos a introducir esta plaga en los debates de la Cámara continental. Veremos en qué queda todo. No me hago demasiadas ilusiones, pero, al menos, la situación de Zamora y otras provincias castellano-leonesas, aragonesas, gallegas y castellano-manchegas ha llegado hasta instancias donde se cuecen medidas que pueden determinar nuestro mañana.

Y mientras el drama de la despoblación llega a Bruselas y Estrasburgo, en estas mismas páginas tenemos que leer frases como que "el hecho de que esta provincia pierda efectivos demográficos (?) en principio ni es negativo, ni positivo: depende de muchos factores y circunstancias". O: "Que se gane o se pierda población no es en sí una ventaja o un problema". O: "Lo que realmente debería ocuparnos o preocuparnos no es que Zamora pierda población, sino sobre todo identificar las causas que han producido y aún producen una situación supuestamente catastrófica para muchos comentarista y escribidores que se dejan seducir o aturdir por cualquier cifra demográfica". O sea que lo importante no es si se gana o pierde población, sino hacer un estudio, otro más y van..., sobre los motivos que nos han llevado hasta aquí. El problema es que cuando se acabe ese estudio, si es que se hace, ya no quedará gente a la que aplicarlo. Además, si la despoblación ni es positiva ni negativa, ¿para qué hacer trabajos sobre el asunto? Con dejar que las cosas sigan así? a lo mejor es muy positivo y nada "supuestamente catastrófico" que no quede nadie por estos pagos dentro de 50 años. Y continuaremos buscando causas como si no existiesen ya decenas de estudios (regionales, provinciales, comarcales), libros blancos, simposios, congresos y hasta una comisión en las Cortes regionales que se llamó eufemísticamente Comisión sobre la Evolución de la Población para evitar la terrible palabrita: despoblación. O sea que estudios hay y muchos; lo que faltan son soluciones. Pero si no se piden?

De modo que aplaudamos las cifras de mayo del paro, pero sin olvidar que forman parte de un problema y una situación mucho más profunda y grave en la que también son protagonistas la falta de empleo aquí y la despoblación. Tal vez un día lleguemos a cero parados zamoranos, pero la mayoría trabajando fuera. Y eso supondría la muerte social, civil y vital de esta tierra. Eso sí, tal vez sepamos las causas. Y si no, pues más estudios.