El Museo de Semana Santa de Zamora encara los últimos trámites para sacar la obra a segunda licitación

La Junta explica que el derribo pendiente incluye la obra para vallar el solar debidamente

Las oficinas del Museo la parte que queda por derribar del inmueble.

Las oficinas del Museo la parte que queda por derribar del inmueble. / J.N.

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

No se atreve a dar plazos, ante la complejidad que tiene establecer exactamente cuánto tiempo pueden comportar los trámites administrativos, pero la delegada territorial de la Junta en Zamora, Leticia García Sánchez se muestra confiada de que, en las próximas semanas pueda verse por fin publicada la licitación de la obra del Museo de Semana Santa, el contrato que permitirá reanudar los trabajos que quedaron paralizados.

La información de maneja la alto cargo autonómica es que la supervisión del proyecto estaría ya lista y se estaría en estos momentos con los últimos trámites internos de cara a la publicación de la licitación de la obra, que es el paso que pondría de nuevo en marcha el reloj después de la paralización de la obra por las discrepancias con la primera empresa adjudicataria.

Es decir, el proceso está ya en la recta final tras la rescisión del contrato anterior.

Derribo de las oficinas

Paralelamente sigue en marcha el proceso para terminar el derribo del viejo Museo, concretamente el edificio que albergaba las oficinas y salón de actos de la Junta pro Semana Santa.

Leticia García precisó que se trata de un contrato menor que incluye tanto el derribo como el vallado del terreno, ahora mismo protegido por una cerca muy provisional. El problema para empezar la obra es que para hacer el seguro es necesario entrar en la casa colindante, para documentar su estado y poder comprobar después si se producen o no daños.

Al no permitir el acceso la propietaria, la Junta ha pedido un auxilio judicial sólo para poder hacer esa comprobación, no porque haya ningún tipo de proceso judicial sobre la obra en sí. En todo caso inicialmente el derribo de este edificio, que se hará casi "a mano" no tendría por qué afectar al edificio vecino, entre otras cosas porque ambos inmuebles ya están físicamente separados por un espacio.

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