Hay pinturas efectuadas desde el siglo XIV hasta el XIX llegadas al primer templo diocesano por compra por parte del Cabildo Catedral y otras veces por la donación de obispos, canónigos o particulares. Esas obras artísticas, más de medio centenar, integran la colección de pinturas de la Catedral de Zamora a la que aproximó el viernes el canónigo y doctor en Historia del Arte, José Ángel Rivera de las Heras en una conferencia desarrollada en la seo.
Entre las firmas y escuelas presentes en la pinacoteca del primer templo diocesano figuran Diego de Quirós, Jerónimo de Barbás, la escuela salmantina a través de Fernando Gallego, la escuela italiana o incluso la sevillana sin pasar por alto copias de grandes maestros como Caravaggio o Tiziano.
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El Museo Catedralicio reúne piezas representativas como dos «consideradas unánimemente» procedentes del taller de Fernando Gallego efectuadas sobre 1490 en óleo y temple sobre tabla. Fueron donadas por al obispo de Zamora en el segundo cuarto del XX por los descendientes de una familia zamorana, según recoge Rivera de las Heras en el volumen «Catálogo de pinturas de la Catedral de Zamora».
Los tesoros pictóricos de la Catedral
En las dependencias museísticas pueden descubrirse el cuadro «Virgen con niño Jesús» de Domingo Martínez, perteneciente a la escuela sevillana, un brillante discípulo de Murillo del XVIII. El canónigo estima que la influencia de Murillo en la temática «es evidente», aunque argumenta que la composición y la inspiración «están basadas en una estampa de la Virgen con el niño sobre las nuevas de Federico Barocci».
El Museo Catedralicio también exhibe «Improperios» y «Ecce Homo», tablas atribuidas al artista Diego de Quirós en el último cuarto del siglo XVI, restauradas hace casi una década por el Cabildo Catedral, o incluso una copia de la obra de Tiziano «Martirio de San Lorenzo», pieza fechada en el primer cuarto del siglo XVII. Rivera sostiene que el autor desconocido «reprodujo la estampa realizada por el grabador holandés Cornelis Corten en 1571 con la autorización de Tiziano y dedicada a Felipe II».
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En la sacristía mayor figuran seis lienzos atribuidos a Luca Giordano, un pintor destacado del último barroco italiano que «en la serie zamorana se muestra como un maestro excepcional en la perfecta composición y ejecución de las figuras», subraya el canónigo.
En el templo el fiel que acude a las celebraciones puede deleitarse con el conjunto de Cristo Salvador y el apostolado, que procede de la sacristía de la capilla de San Ildefonso de donde pasó al vestuario capital para, tras su restauración, pasar a exhibirse en la capilla mayor.
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Rivera puntualiza que aparece la firma de Pietro Testa en uno de los cuadros, lo que «deja abierta la cuestión de si a él se debe solo el lienzo de San Felipe o si el conjunto es obra de su taller» y remarca que «hay una diferencia de calidad entre los distintos lienzos», lo que le mueve a defender que «hayan salido del mismo taller en el que hubiera una gran participación de oficiales».
Sobre la puerta que da acceso a la sacristía se localiza un gran lienzo del primer tercio del siglo XVII de autor desconocido que es copia de una obra de Caravaggio. Es una reproducción fiel de un cuadro que el maestro efectuó en el 1608 para el oratorio de San Juan Bautista de los Caballeros de la concatedral de La Valeta, en Malta.
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La presencia de la pieza en Zamora aparece en un inventario realizado en una visita pastoral en 1633 y su autor «posiblemente italiano o maltés debió conocer» el original, puesto que «copió fielmente la composición y la firma» del lienzo y también conocía la producción del pintor italiano porque «es más oscura que el original y se aproxima a otras pinturas de Caravaggio», según Rivera de las Heras.