Trenes olvidados en Zamora

Recorrido por los ferrocarriles de vía estrecha que dejaron de pasar por Zamora

Edificio de baños-lampistería de la estación de Castroverde de Campos

Edificio de baños-lampistería de la estación de Castroverde de Campos / M. L. D.

Miguel Lirio Díaz

Siempre que recordamos cierres de líneas de tren en Zamora nos viene a la memoria la reapertura del tramo clausurado Astorga-Palazuelo, que comunicaba la región leonesa con Extremadura, o de la falta de trenes hacia otros destinos como Valladolid o Galicia. Pero hubo un tren mucho más modesto que transitó parte del noreste de la provincia, adscrito a la Sociedad Española de Ferrocarriles Secundarios de Castilla. Una línea que partía de la vallisoletana población de Medina de Rioseco y que terminaba en la leonesa de Palanquinos, y que en nuestra provincia transcurría por las localidades de Castroverde de Campos y Villanueva del Campo. Con una previsión de enlazar con el tren convencional en Palanquinos para llegar hasta La Robla y entroncar con el tren minero, sueño que nunca se concluyó.

Trenes olvidados

Conjunto de la estación de Castroverde de Campos. / M. L. D.

Se inauguró el 15 de abril de 1915 con las esperanzas que en aquel momento despertaba tener el progreso tan cerca de casa y que venía representado con la llegada del ferrocarril. Este ferrocarril fue conocido como tren burra o Charango, apelativo cariñoso que surgió por comparación con el ferrocarril convencional de ancho ibérico, con velocidades de explotación comercial superiores al de vía estrecha.

Trenes olvidados

Estación de Villanueva del Campo: cochera. / M. L. D.

Las estaciones zamoranas tuvieron la clásica configuración dotada de edificio de viajeros, edificio de baños-lampistería y almacén, a lo que hay que añadir una cochera en la de Villanueva. Su diseño correspondió a los ingenieros Manuel Bellido y Juan Cervantes, que ya habían desarrollado el diseño en otras líneas de la citada compañía. Los depósitos de material móvil se ubicaron en las cabeceras de la línea y Villanueva del Campo. Los depósitos de agua se distribuyeron en otras cuatro estaciones además de las cabeceras. El trazado incluía casillas de guardabarreras para controlar el paso de vehículos por encima de la infraestructura ferroviaria además de otras dependencias, como viviendas para el personal que se encargaba de la explotación del servicio.

Trenes olvidados

Estación de Villanueva del Campo: depósito de agua. / M. L. D.

Los primeros vehículos eran traccionados por locomotoras de vapor construidas por La Maquinista Terrestre y Marítima en 1913, y que alcanzaban los 45 km/h. Con la llegada de los automotores tipo Billard en la década de los años cincuenta esta velocidad aumentó hasta los 60 km/h.

Con el trascurrir de la década de los sesenta se pasó de trasportar 6000 viajeros al mes a poco más de 1700, reduciéndose igualmente el trasporte de mercancías que tanto había ayudado al progreso de las comarcas por las que transitaba el Charango. Con el cambio de tendencia del transporte en tren a la carretera y el abaratamiento de éste con los primeros autobuses y camiones, se inicia un lento declive del que no se recuperará nunca. El 10 de julio de 1969 circulaba el último tren de viajeros, tras la incorporación a la recién creada compañía estatal FEVE (Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha). Al no verle viabilidad económica y la imposibilidad de invertir en infraestructura y material rodante nuevo en una zona con una escasa densidad de población, la línea se vio avocada al cierre. El personal ferroviario adscrito a esta línea mayoritariamente fue destinado a la recién estrenada línea de Ferrol a Ribadeo (1968) y otras líneas del norte.

Origen agrario

El transporte de mercancías fue en su mayor parte de origen agrario, bien fuera grano o en forma de maquinaria, aunque tampoco nos podemos olvidar del transporte de pescado fresco que llegaba desde Vigo a través de la interconexion entre el tren convencional y el Charango en Palanquinos.

En un libro de reciente aparición, Secundarios de Castilla de Martín Verona y Román Ibáñez, se puede ampliar la información de ésta y otras líneas pertenecientes a esta extinta compañía ferroviaria.

Esta infraestructura, gestionada por Adif, tiene una nula conservación en toda la línea y en Zamora no iba a ser la excepción. Todo el patrimonio industrial que atesora, con sus singularidades constructivas, no han despertado la curiosidad de ninguno de los ayuntamientos afectados que los reclamen para sí y a través de la restauración los devuelvan a la población para disfrute en forma de bibliotecas o centros culturales, que tanto escasean por la zona. Se puede llegar incluso a poner el trazado ferroviario en valor a través de una vía verde que fomente el turismo rural en esta zona de Tierra de Campos, habida cuenta de que dicho recorrido no es susceptible de ser recuperado para futuras circulaciones.

RAIGAMBRE

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