CIENCIA FRIKCIÓN

¿Por qué no arrojamos basura a los volcanes?

Una pregunta que me hice cuando tenía 10 años y ahora sé resolver

Volcán Kilauea en erupción, uno de los más jóvenes y activos de Hawái (EE.UU.).

Volcán Kilauea en erupción, uno de los más jóvenes y activos de Hawái (EE.UU.).

Alan Nunes Pérez

Una vez, cuando todavía era un pequeño investigador inocente de no más de 10 años, me hice una pregunta a mí mismo. "¿Por qué no arrojamos basura a los volcanes?"

Para mi yo de aquel entonces era una solución de lo más pragmática: si las empresas multinacionales despeñaban las montañas de desechos a la lava, esta las fundiría y desaparecerían de la faz de nuestro planeta sin contaminarlo, y sin crear islotes o balsas flotantes de basura en los océanos.

Seguramente alguna vez se os haya pasado por la cabeza la misma pregunta, y el porqué de no arrojar nuestra basura a un volcán si la lava calcina todo casi al instante. Pero, ¿y si ya ha sido probado y simplemente no nos hemos enterado? Pues bien, vamos con ello.

Para tener un breve contexto sobre las descomunales cantidades de residuos que se producen, los estadounidenses generan 254 millones de toneladas por año; la UE, a su vez, generó 2.200 millones de toneladas de residuos en el año 2020, de los que 105,6 millones de toneladas pertenecían a España. Podríamos pensar que, si utilizáramos los volcanes como un horno incinerador natural, todos nuestros problemas respecto a la basura se solucionarían… de no ser porque los volcanes son estructuras naturales muy inestables. No solo eso, sino que el acceso a estos puntos conlleva grandes complicaciones, por no hablar de la dificultad de transportar los materiales hasta el cráter.

A día de hoy existen aproximadamente 1.500 volcanes activos. Estos están apartados de las zonas habitadas por razones de seguridad, tanto social como sanitaria. Cabe recordar la terrible catástrofe de Pompeya, ocurrida en el año 79 d.C cuando el volcán Vesubio despertó, liberando consigo toneladas de gases, ceniza, humo, material piroclástico, y dejando tras de sí el espectacular paisaje de una ciudad enterrada que costó la vida de miles de personas. Por catástrofes como esta es que se genera esta lejanía entre volcanes y ciudades, lo cual supone un aumento del coste. Esta es tan solo una de las razones por las que no es un recurso tan viable.

Por otro lado, para llevar a cabo esta estrategia correctamente necesitaríamos un volcán escudo. Una variedad con erupciones lentas que generan los icónicos lagos de lava. Este tipo es bastante poco usual. Además, puede ser confundido con un volcán muy similar en cuanto a la estructura: el estratovolcán. Esta clase de volcanes son conocidos por sus erupciones explosivas y masivas debidas al magma y los gases acumulados, que generan una creciente presión responsable de detonar la explosión volcánica. Confundirlos (y, como consecuencia, verter ahí los residuos) podría suponer la detonación del volcán por la formación de nuevos gases que explotaría inminentemente. Un resultado poco deseable, ¿no?

También podemos añadir que, además de comenzar una erupción, si el volcán está en “pausa” y entra en contacto con un elemento exógeno frío (o de menor temperatura que la lava), comenzará una reacción en cadena, como dijo Melendi, “sin pausa pero sin prisa”, que finalizará en una explosión aún mayor.

En pocas ocasiones llegamos a percatarnos realmente de la abrumadora fuerza de la naturaleza y el riesgo que supone exponerse a esta. En Hawai se tomaron medidas de erupciones donde el estallido de la lava alcanzaba una altura de hasta 85 m. Imaginen cuánto más podría alcanzar si realmente arrojásemos ahí la basura. Ahora bien, la cremación de estos materiales liberaría gases nocivos y tóxicos que se esparcirían debido al viento. Eso en caso de que se derritieran todos, y es que puede pasar que, una vez comience la cadena de erupciones, algunos materiales fuesen expulsados fuera del cráter volcánico. Esto acabaría contaminando u ocasionando accidentes a posibles transeúntes.

Ajolote de Ciencia Frikción.

Ajolote de Ciencia Frikción. / C. F.

Por último, cuando pensamos en basura o desechos solemos referirnos a la basura cotidiana, pero, ¿y los desechos nucleares? Esa radiación sería una combinación nefasta con la lava.

En resumen, podemos concluir que verter los desechos en los volcanes es una idea pésima: generamos erupciones volcánicas, liberamos gases tóxicos y de efecto invernadero, aumentamos nuestra huella de carbono, y encima parte de los residuos saldrían expulsados sin ser siquiera fundidos. Posiblemente sea una mucho mejor alternativa reutilizarlos y sacarles partido con un mercado circular verde.

Escucha nuestro podcast

Aprende más sobre este tema escuchando Ciencia Frikción, un podcast de la Universidad de Salamanca creado por María Llorente, Alba Martín y Alan Nunes. Accede a través de este link.

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