Entrevista | Eduardo Almeida Fotógrafo

"Vivimos un tiempo en el que dar espacio a la belleza está muy denostado"

"Yo busco transmitir aquello que a mí me emociona porque cuando fotografías un paisaje tienes que estar en consonancia con él"

Eduardo Almeida entre varias de sus imágenes. | Emilio Fraile

Eduardo Almeida entre varias de sus imágenes. | Emilio Fraile / Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

El fotógrafo zamorano Eduardo Almeida reúne una selección de treintena de imágenes de su trabajo "Montañas" en la sala de exposiciones de La Alhóndiga con el nombre de "Las montañas. El camino interior".

–¿Cómo surge el proyecto de "Montañas"?

–No empezó como un proyecto, simplemente por la inquietud que tenía. Siempre me ha gustado el paisajismo y he hecho fotografía de paisaje. Lo que se ve en la muestra de Zamora es el fruto del trabajo de los últimos diez años. No es trabajo terminado, sino que se trata de un proyecto de vida. Mientras que pueda subir montañas seguiré fotografiándolas y se sumarán nuevas fotografías.

–¿Cómo fue ese primer contacto con la montaña?

–Descubrí la montaña con unos 24 o 25 años. Cuando fui por primera vez a los Picos de Europa, me quedé impresionado. Puedes ver montañas en documentales en la televisión, pero otra cosa es llegar allí y ver cómo esas montañas son atravesadas por las nubes y se pierden. Todo era muy nuevo para mi y me impresionó muchísimo. Desde ese día cuando podía coger el coche y hacer un viaje a Sanabria o los Picos de Europa me iba para allá el fin de semana, desconectado de todo, y estaba haciendo fotografías con mi cámara. Años después cambié de fotografía digital a cámara analógica.

–¿Qué le impulsó?

–Por mi trabajo paso muchas horas delante de un ordenador y estaba harto de trabajar con pantallas. En digital vuelcas todas las imágenes y luego estás con programas de tratamiento fotográfico, lo que son horas y horas de trabajo. Sin embargo, desde que revelé el primer rollo me enamoré del proceso. No es solo el estar al aire libre, el estar contacto con la naturaleza y con la montaña, no solamente a nivel estético o de disfrute, es una experiencia a nivel espiritual.

Público contempla la muestra

Público contempla la muestra / Emilio Fraile

–De sus palabras se desprende que la fotografía le ha permitido conectar consigo mismo.

–Sí. Cuando trabajas con digital, son ceros y unos, son archivos. Si apagas la pantalla, dejas de verlo. Sin embrago, en el proceso analógico desde el primer momento siempre hay algo táctil, algo que puedes sentir, desde el rollo de película cuando lo metes en la cámara, posteriormente el negativo cuando lo revelas y, por supuesto todo el proceso de sacar la copia final en gelatina de plata. El hecho de meter el papel en el revelador y ver cómo emerge es mágico y no te cansas nunca de verlo.

–Con el analógico ¿ha cambiado su forma de mirar dado que hay que pensarse más cada foto antes de hacerla?

–Sí. Primero tienes que mirar más, ya no por el coste, sino por el coste de trabajo. Yo siempre antes de hacer una fotografía me asalta la duda de que si la voy finalmente a positivar y si la respuesta es no, directamente no la hago. A veces hago en un fin de semana doce fotografías y las doce es la misma repetida por si hubiera problemas en el revelado o viajo a Dolomitas y regreso solo con 30 placas.

–Alude Dolomitas y en la muestra hay fotografías tomadas en Sanabria, en Picos de Europa, en Italia, Gran Bretaña y Noruega.

–De Noruega tengo mucho más material. Tengo muchos negativos y no tengo tiempo para sacarlos porque es un proceso muy largo. Tengo miles de negativos y el próximo año tengo pensado regresar a Dolomitas porque quiero sacarlo en gran formato. También iré a Ordesa y Monte Perdido en el Pirineo Aragonés.

–¿Qué tiene de especial la montaña para que siga fotografiándola?

–Cuando fotografías un paisaje tienes que estar en consonancia con él. La montaña tiene su espíritu salvaje y entraña muchos peligros. La fotografía de montaña conlleva fotografiar también su atmósfera, de ahí que procure que haya nubes. Los hombres primitivos veían cosas que les asombraran y de ahí que surgieran los mitos. Ir a la montaña es volver a las raíces, además te sientes tan pequeño, te sientes parte de una localización enorme y te hace sentir muy humilde.

–Su fotografía ¿tiene buena salida comercial?

–En 2019 estuve en Paris Photo, en una feria donde tomas contacto con cómo está el mercado internacional de la fotografía para coleccionistas y galerías de arte especializas en fotografía. Cuando presentaba mi trabajo a estos especialistas me decían que las imágenes eran excepcionales, pero que no trabajaban con fotografías americana. Les decía que las imágenes estaban hechas en Europa, la mayor parte en España, y me decían que era fotografía norteamericana.

–¿Por qué se lo decían?

–Tardé en darme cuenta de que estoy influenciado por esa fotografía porque desde comencé a interesarte por este tipo de fotografía veía los libros de los grandes fotógrafos americanos, como, entre otros, Edward Weston. Cuando por fin sabes lo que haces, que tiene un nombre y te ubicas, te das cuenta de que este tipo de imagen no tiene mercado en España. En Europa está mejor valorada, pero les gusta más la imagen documental. Vivimos un tiempo en el que dar espacio a la belleza está muy denostado.

–¿Reivindica la belleza con sus imágenes?

–Mis imágenes se pueden interpretar de muchas maneras porque no van acompañadas de textos. Lo que ahora se hace en fotografía contemporánea en España y en Europa va acompañada de un texto muy largo que te explica la imagen. Profesionales del arte me ha dicho que estaban hartos de leer textos donde se hable de yo, yo , yo mientras que contemplan una imagen borrosa. Mi trabajo habla por sí solo. Lo que yo busco es, primero, lo que a mí me emociona del paisaje, transmitirlo. Reivindico la belleza en ese aspecto porque no está valorada y el mostrar lo que realmente merece la pena conservar. Si lo que ves a tu alrededor lo valoras, finalmente, lo conservarás. Yo en ningún momento tengo la idea de reivindicar el cuidado de la naturaleza, pero puede valer para ello. Es un ejercicio de la belleza por la belleza. Yo aprecio el cambio climático porque cuando a la montaña en verano los neveros son menos y más pequeños en los Picos de Europa.

–Su serie "Cencellada: El paisaje de cristal", doce fotografías realizadas todas ellas a orillas del río Duero a su paso por la capital zamorana, ha sido reconocido en los IPA Awards 2023, Premios Internacionales de Fotografía, Nueva York en su 20 edición.

–Yo he concurrido a premios nacionales, europeos y americanos. Nunca he ganado un premio en España porque en este país reina otro concepto de fotografía, mucho más contemporánea y conceptual, el paisaje más clásico no gusta. Sin embargo, mi trabajo en Estados Unidos sí atrae. En los IPA Awards este año he ganado el primer premio en paisaje analógico con "Cencellada", pero tengo más fotografías del proyecto de "Montaña" que por sí solas han ganado menciones honoríficas y han sido seleccionadas por el jurado. Incluso la serie fotográfica de "Las Montañas" recibió el pasado mes de agosto el premio Rfotofolio de San Francisco, un premio que otorgan a fotografías hechas por medio analógicos o alternativos, lo digital no lo permiten.

Fotografías del proyecto de "Montaña" que por sí solas han ganado menciones honoríficas y han sido seleccionadas por el jurado. Incluso la serie fotográfica de "Las Montañas" recibió el pasado mes de agosto el premio Rfotofolio de San Francisco

–¿Qué supone que en Estados Unidos reconozcan su trabajo?

–Esto lo hago porque siento una gran pasión por la montaña, por el medio natural y por realizar el proceso que hago con las imágenes. A todos nos gusta que cuando hacemos algo, nos lo valoren. Cuando tú muestras tu trabajo a una galería norteamericano o a un comisario de arte ves que tienen la cara de que tienen algo bueno delante y más cuando se cercioran de que no es un trabajo digital sino efectuado con gelatina de plata, que se percibe en la profundidad y en la intensidad de los negros, por ejemplo. A partir de ahí todo se acelera como me está pasando ahora que me han propuesto exponer en San Francisco.

–¿Cómo ha sido?

–Ha sido tras conseguir el premio Rfotofolio. Me han pedido ver más obra con la finalidad de exponer lo que no sé si en una muestra colectiva o bien en solitario.

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