Robots "perrito" que ayudan a los vendimiadores a cargar la uva

El grupo de Percepción Artifical del CSIC, que dirige Ángela Ribeiro, participa en el proyecto europeo de investigación FlexiGroBots

Ángela Ribeiro, jefa del grupo de Percepción Artificial del CSIC. | J. L. F.

Ángela Ribeiro, jefa del grupo de Percepción Artificial del CSIC. | J. L. F.

El Grupo de Investigación de Percepción Artificial del CSIC es líder europeo en el desarrollo de sistemas de percepción y soluciones basadas en robots inteligentes y cooperativos, dando solución a problemas complejos de índole muy variada, fundamentalmente en el sector agrícola. Por eso, la jefa del grupo multidisciplinar, Ángela Ribeiro Seijas, fue la segunda ponente de esta jornada organizada en el Consejo Consultivo de Castilla y León.

Un equipo formado por físicos, ingenieros industriales, ingenieros informáticos y muchos otros profesionales trabajan en la obtención de datos de forma inteligente, que permitan hacer un diagnóstico, y gestionar los cultivos con soluciones de precisión (Percepción + interpretación + toma de decisiones).

Con este fin, el equipo de investigación que dirige Ángela Ribeiro ha desarrollado robots de lo más curioso y que han demostrado su utilidad en distintas tareas agrícolas. Han elegido un vehículo, el Renault Twizy, y lo han automatizado para que se desplace solo. La curiosa elección se debe a que este es un vehículo pequeño, ligero y eléctrico.

Así, embarcan distintas herramientas en los Twizy que dan lugar a robots con utilidades muy diferentes. Un vehículo automatizado se mueve entre las líneas de cultivo, y unas cámaras permiten la detección de malas hierbas en tiempo real. La Inteligencia Artificial permite que el robot le de la orden a otro Twizy equipado con un sistema para aplicar herbicida, con válvulas que se abren y cierran automáticamente para, mediante la geolocalización, pulverizar el producto solamente en los lugares donde crece la mala hierba.

El objetivo es minimizar la cantidad de producto aplicado y maximizar el impacto de la operación de tratamiento. Por eso, también trabajan en sistemas de inyección directa, que mezclen el herbicida con agua en el mismo momento de su aplicación.

Este grupo del CSIC también lidera el proyecto europeo de investigación FlexiGroBots, que diseña robots para el manejo de viñedos, de semillas de colza y para su uso en cultivos de arándanos. El grupo español, concretamente, trabaja con los viñedos. El proyecto emplea robots terrestres y drones, todos ellos interconectados mediante el internet de las cosas (IoT).

La robótica puede ser útil para la detección temprana de la Botrytis, un hongo que afecta a la vid, y su tratamiento. Los drones pueden hacer labores de vigilancia "a vista de pájaro" para detectar zonas sospechosas. Avisan a los vehículos terrestres que comprueban las áreas sospechosas mediante sensores de temperatura y humedad y un software inteligente que analiza los datos para determinar si hay Botrytis. En caso afirmativo, el robot avisa a un tercer vehículo automatizado que aplica la pulverización del fungicida. Todo ello gracias al "deep learning".

Pero la creación estrella de este grupo de investigación español son los robots que facilitan la tarea de los vendimiadores. Vehículos automatizados capaces de moverse solos entre las viñas, encontrar a su vendimiador y seguirle con un "comportamiento de perrito", avanza cuando la persona avanza y se mantiene a una distancia prudencial.

De esta manera, el robot evita que el vendimiador cargue con la caja de las uvas y que se tenga que agachar a depositarlas –pues no está en el suelo, sino sobre el robot–, evitando su fatiga y reduciendo el tiempo que tarda en cosechar. Una báscula de precisión detecta cuándo la caja está llena y el propio robot entrega la uva en el camión o en la bodega, además de avisar a otro "compañero" de flota para que le sustituya. Otra ventaja es que la baya pasa menos tiempo al sol, contribuyendo a conservar todas sus propiedades.