La ingeniería informática de Castilla y León se dio cita en Zamora

Celia Fontanillo, premiada como mejor investigadora, y la Serbatic, oficina en la capital, como empresa más relevante

La Noche de la Ingeniería informática, en Zamora.

La Noche de la Ingeniería informática, en Zamora. / ANA BURRIEZA

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

La Escuela Politécnica Superior de Zamora de la Universidad de Salamanca acogió este viernes la Noche de la Ingeniería Informática de Castilla y León, considerado el evento profesional más importante y relevante para los Ingenieros en Informática de la comunidad.

La gala anual, organizada y promovida desde 2007 por el Colegio Profesional de Ingenieros en Informática de Castilla y León, reúnió alrededor de doscientos profesionales, empresas e instituciones vinculados al sector de la informática. Por primera vez, desde el comienzo de la celebración de la Noche de la Ingeniería Informática de Castilla y León, este evento tenía lugar en Zamora, concretamente en la Escuela Politécnica Superior de Zamora de la Universidad de Salamanca. El acto contó con la asistencia del vicerrector de Investigación y Transferencia, José Miguel Mateos Roco, y del vicesecretario general, Fernando de la Prieta.

El vicepresidente del Consejo General de la Ingeniería Informática, Pablo Peñarrubia Carrión, impartió una conferencia sobre los importantes dilemas éticos que se plantean con el avance de la Inteligencia Artificial y su necesaria regulación.

Como ya es tradición, en el marco de esta gala se hizo entrega de los Premios i3, dedicados a reconocer el esfuerzo y trabajo de todos aquellos actores relacionados estrechamente con la Ingeniería Informática en Castilla y León.

Entre los galardonados en esta edición, dos de ellos están muy relacionados con Zamora. Uno, el premio a la Empresa más relevante en informática: Serbatic, con oficina en Zamora. El otro, el premio Premio a la Ingeniera del año, que ha recaído en Celia Fontanillo Fontanillo.

Además, el premio a la Divulgación de la Informática fue para el Club de Jóvenes Programadores de la Universidad de Valladolid; el premio al mejor proyecto informático: Servicio 017 del INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad). y el premio al Colegiado de Honor recayó en Alfonso López Rivero.