Entrevista | María Jesús Ávila Coordinadora técnica de la Fundación y Museo Helga de Alvear de Cáceres

"Un museo de arte contemporáneo dinamiza y reactiva la vida de una ciudad"

"El proyecto de Rafael Moneo para la colección del escultor Baltasar Lobo garantiza, algo relevante, que diseño y función vayan de la mano"

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

La coordinadora técnica de la Fundación y Museo Helga de Alvear de Cáceres, María Jesús Ávila, es la primera ponente que interviene (el miércoles 7 de junio a las 18.00 horas) en las jornadas "Centro de Arte Contemporáneo Museo Baltasar Lobo en el Castillo y la rehabilitación del casco histórico de la ciudad de Zamora" que tienen lugar en la Biblioteca Pública de Zamora el 7 y 8 de junio, impulsadas por la Asociación de Amigos de Baltasar Lobo, el Colegio de Arquitectos de Zamora, el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zamora y el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Zamora.

Esta cacereña, doctora en Historia del Arte por la Universidad de Extremadura, está vinculada con la fundación Helga de Alvear desde 2008, dos años antes de que echara a andar el Centro de Artes Visuales que finalmente se ha materializado en el Museo Helga de Alvear.

–¿Cómo fue el camino hasta lograr la apertura del Museo Helga de Alvear en Cáceres?

–Helga (de Alvear) tenía una gran colección y en los años 90 empezó a pensar en devolvérsela en la sociedad. No quería que estuviera acumulada en almacenes, sino que los ciudadanos pudieran disfrutarla y sirviera para el desarrollo colectivo e individual de la sociedad. Ella al principio la ofreció en varios sitios en el norte de España, aunque se encontró con muchos peros.

–¿Por qué?

–Porque era una época de mucho dinero y las administraciones pensaban que iban a tener fondos suficientes para poner en marcha un gran museo y hacerse con una gran colección de arte, algo que es muy lento de formar y también muy caro. Un día camino de Portugal hizo una parada en Cáceres y digamos que los astros se alinearon. En la ciudad, que tiene un patrimonio histórico fabuloso, encontró interlocutores amigos como José María Viñuela, que era conservador de la colección del Banco de España de origen extremeño y que desde entonces fue la mano derecha de Helga hasta que falleció hace un año, o como Toño Pérez, el chef de Atrio que tiene tres estrellas Michelín, otro de los puntales de la ciudad que es la cultura gastronómica. También encontró el respaldo de las administraciones. En aquel momento Juan Carlos Rodríguez Ibarra era el presidente de la Junta de Extremadura, pero el apoyo ha continuado con los distintos gobiernos que han estado en el poder.

–Ha aludido al respaldo político, al patrimonio histórico y a la cultura gastronómica ¿sin estos elementos hubiera logrado ser una realidad?

–La parte de complicidad, de entender un proyecto y de alinearte con un proyecto por parte de las administraciones públicas resulta fundamental. Es un requisito casi indispensable porque hay maneras de hacer las cosas que pueden ser la vía privada, pero este tipo de proyectos tienen que ser una unión de lo público y de lo privado. En el proyecto de Helga de Alvear han ido ambos sectores de la mano y han hecho favorecido y permitido que sea una realidad. Además, el proyecto de Atrio atrae a otras iniciativas a su alrededor y generan a su vez tejido cultural, industrial, empresarial y económico. Cáceres, como Zamora, tiene un pasado histórico indiscutible, pero ahora Cáceres se ha convertido en una ciudad con un patrimonio contemporáneo de una calidad y un nivel envidiable, pues tenemos la mejor colección privada de arte contemporáneo que existe en España. De repente, nuestro patrimonio artístico ha dado un giro de 180 grados.

Este tipo de proyectos tienen que ser una unión de lo público y de lo privado

–Desde su experiencia un museo de arte contemporáneo ¿puede dinamizar una ciudad y su vida cultural?

–Por supuesto a todos los niveles. Cáceres es un ejemplo de ello y con más dificultad que el caso de Baltasar Lobo porque es un escultor reconocido con un puesto en la historia del arte, ganado a pulso por derecho propio, que cuenta con la complicidad de la comunidad porque es alguien de su tierra, frente al arte contemporáneo que es muy difícil llegar a un público general. El arte contemporáneo cuenta con un rechazo de entrada muy importante y aun así hemos conseguido darle la vuelta y encontrar una comunidad que está dispuesta a reconocer el museo como algo suyo y de su cultura.

–¿Cómo han conseguido que la sociedad civil se identifique con el centro?

–Contábamos con la calidad de la colección, con un edificio de Emilio Tuñón que ha sido premiado por diversas instancias y tenemos un programa de educación y de mediación cultural que está funcionando muy bien. Hemos cuidado mucho al equipo que trabaja en la sala, de tal forma que siempre hay personas en las salas que te puede explicar lo que estás viendo o bien optar por una visita guiada. Además, tenemos piezas que visualmente son muy potentes que incitan a la participación del público y con las que el público quiere hacerse una foto.

–¿Qué importancia tuvo en el caso de Cáceres que el edificio fuera proyectado por un arquitecto de renombre?

–Mucha y en Zamora tenéis para el Museo de Baltasar Lobo un proyecto hecho por Rafael Moneo que es una garantía para que el museo cumpla su función, que quizá sea de lo menos visible, pero de las partes más importantes para que un edificio funcione, que diseño y función vayan de la mano. Rafael Moneo es un maestro en ello como lo ha demostrado en numerosas ocasiones. Además, tiene la garantía de un diseño de un edificio que se va a adecuar al entorno donde se encuentra. Es difícil crear algo nuevo en un contexto histórico ya existente.

–El Museo Helga de Alvear de Cáceres ha recibido diversos premios que reconocen su capacidad como impulsor turístico de Cáceres y de dar a conocerla fuera. ¿El Museo Baltasar Lobo en el Castillo podría ser un altavoz de Zamora?

–Sí, evidentemente. Lo más importante es contar con algo de partida que merece la pena y en el caso de Zamora es la colección de Baltasar Lobo y con un enclave, que es fundamental. Zamora es una ciudad de provincia con un patrimonio rico, pero que necesita ser reactivada. Para lo que sirven emprendimientos como este es para darle un vuelco a la ciudad en todos los sentidos, no es solo a nivel de visitantes que vienen de fuera o turístico, lo es también a nivel estético y de repensar la ciudad, de relacionarte con ella y de crear nuevas generaciones de niños que pueden formarse de otra manera.

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