Las mejores arquitecturas religiosas contemporáneas de Zamora, en un volumen

El investigador Rafael Ángel García-Lozano saca a la luz, en un nuevo libro, más de seis proyectos contemporáneos de iglesias que no acabaron realizándose en la provincia

La iglesia de Cristo Rey durante su construcción. | Cedida

La iglesia de Cristo Rey durante su construcción. | Cedida / Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Forman parte de la vida de generaciones de zamoranos y muchas veces pasan desapercibidas. El estudioso Rafael Ángel García-Lozano reivindica y profundiza en las iglesias y edificios civiles o fincas agropecuarias donde instituciones públicas o bien particulares promovieron la construcción de capillas o lugares de culto en su última publicación titulada “El espacio sagrado y sus expresiones artísticas. Arquitectura religiosa en la provincia de Zamora (1936-1975)”.

El investigador ha seleccionado, de entre las muchas construcciones llevadas a cabo en ese período, las 24 arquitecturas más relevantes de la provincia atendiendo “a su calidad y a su representatividad” en las diócesis que abarca la provincia.

El profesor de la Universidad Católica de Ávila dedica un amplio capítulo a iglesias y centros parroquiales. En él tiene peso específico la capital, ya que fue su crecimiento demográfico conllevó la construcción de templos como San Lorenzo, Cristo Rey o bien San José Obrero, todos ellos analizados en el volumen. Entre estos ejemplos resalta la iglesia de Cristo Rey al tratarse del “punto de inflexión entre la arquitectura antigua y la moderna”. “Es una iglesia muy producto local hecha por arquitectos zamoranos, todos menos Lucas Espinosa, para artistas zamoranos”, sintetiza el autor.

El experto también remarca algunas de “sobresaliente calidad en el panorama nacional” como las iglesias de Ribadelago, de Antonio Teresa, y Pumarejo de Tera, de Miguel Fisac, ambas pertenecientes a la Diócesis de Astorga.

El investigador desgrana los templos de Pueblica de Campeán y Fonfría. La primera responde a la necesidad de un pueblo por su traslado por la construcción del embalse de Ricobayo y lo efectúo “un arquitecto de primera fila Luis Cubillo de Arteaga el arquitecto del Ministerio de Justicia”. En el caso de Fonfría surge porque la anterior “estaba muy mal, decidieron tirarla y hacerla nueva y la efectuó Enrique Crespo”, enumera Rafael Ángel García-Lozano.

En “El espacio sagrado y sus expresiones artísticas. Arquitectura religiosa en la provincia de Zamora (1936-1975)”, el zamorano estudia varios proyectos que estaban previstos efectuar pero que finalmente no se construyeron en la Diócesis de Zamora, como los tres anteproyectos de iglesia en San Lorenzo y tres más de otras tantas iglesias previstas en el ensanche capitalino. Para los pueblos también se diseñaron proyectos que tampoco se ejecutaron, como una para Venialbo y otra para Fonfría,  así como otras planteadas “por primeras figuras de la arquitectura que vienen de Madrid y que no se llevaron a cabo por diversas razones”.

Iglesia de Ribadelago

Iglesia de Ribadelago / Cedida

El zamorano también analiza espacios civiles con lugares de culto, en concreto los centros educativos del Verbo Divino de Coreses, actualmente el restaurante Convento I, el instituto María de Molina, las Siervas de San José de la calle la Reina o el colegio del Amor de Dios de Toro sin olvidar las residencias de Los Tres Árboles o el desaparecido Sanatorio Ginecológico del doctor Almendral.

Un último apartado lo integran las arquitecturas religiosas en fincas y espacios agropecuarios, donde cita cinco ejemplos en la zona de Toro.

La publicación, editada por la Universidad de Valladolid, intercala los textos con planos y fotografías tanto de época como actuales con el objetivo de “ayudar a conocer y valorar mejor nuestro patrimonio contemporáneo así como a protegerlo con mayor eficacia”, destaca Rafael Ángel García-Lozano quien investigó estos contenidos para su tesis doctoral.

La presentación del volumen tiene lugar el viernes 16 de diciembre a las 20.00 horas en la sala de conferencias del Colegio Universitario, situada en la segunda planta. Junto al autor integrarán la mesa el archivero José-Andrés Casquero y el pintor Antonio Pedrero.