Calles atestadas de gente desde el centro hasta la zona antigua, eje de la ruta de varios kilómetros a lo largo de la cual se sitúan en las distintas plazas de la ciudad los 330 stand, volvieron a verse el sábado en Zamora por la respuesta multitudinaria de asistentes a Fromago.

La estampa que la ciudad está acostumbrada a vivir los Jueves y los Viernes Santos hace pensar que la previsión oficial de aspirar a más de 200.000 visitantes en la primera edición de la Feria Internacional del Queso pueda no ser una quimera.

La muestra que reúne principalmente a productores de queso de Zamora y el resto de España así como de Portugal, Francia, Italia, Bélgica o Mónaco, desde el jueves y hasta el domingo, ha supuesto un acicate para que los zamoranos salgan a descubrir los tesoros gastronómicos, participen en las charlas y catas desarrolladas en distintos emplazamientos elegidos para la senda gastronómica, disfruten de los pasacalles o actuaciones e incluso visiten algunas de las exposiciones planteadas de manera paralela.

FERIA INTERNACIONAL DEL QUESO EN VIRIATO EMILIO FRAILE

Cuando todavía los expositores estaban preparando el género ya había público esperando para descubrir los manjares. Muchos también reclamaban información en los puntos habilitados para poder participar en alguna de las múltiples propuestas que conforman un extenso programa pensadas tanto para el adulto como para la infancia o para adquirir el pase para los túneles que permiten degustar quesos nacionales o internacionales.

El interés por Fromago no se circunscribe al zamorano residente en la ciudad sino que muchas personas se han desplazado desde la provincia y desde limítrofes como evidenciaron aquellos que, ante la falta de lugar donde estacionar su vehículo, optaron por el aparcamiento de San Martín o de la Marina, donde ya a media mañana resultaba casi una odisea hacerse con alguna plaza libre.

Vallisoletanos, salmantinos o leoneses, acentos madrileños andaluces y extremeños así como el inglés y el portugués pudieron oírse en la plaza de San Martín, dedicada al lechazo, donde algunos comensales aguardaron hasta 45 minutos su ansiada brochetas e incluso algún puesto se quedó sin género. También en la plaza de Viriato muchos optaron por comer tras pasar por el túnel de los quesos nacionales, al que se accede por un circuito instalado en la fachada del Parador, que en algunos momentos presentó una cola que llegaba a las inmediaciones del Teatro Ramos Carrión.

Pero también estaban llenas en la sobremesa las terrazas de la Plaza Mayor y alrededores mientras que el ir y venir de público, muchos de ellos con bolsas serigrafiadas con el nombre de firmas presentes en la feria, era una constante. Incluso algún puesto el sábado se quedó sin existencias. Es el caso de Quesería del Cares que dejó en su puesto la nota: “Vendido todo, ¡Gracias! Voy de turismo por Zamora”.

“Veo pasar a mucha gente, no tanta como durante la Semana Santa y quizá no todos entren en los establecimientos, pero todo ayuda al comercio. Hay vida en la ciudad y se benefician los bares y los hoteles de Zamora. Ojalá hubiera más iniciativas de este tipo”, sentencia un comerciante asentado en el casco antiguo.