Salió Zamora en los telediarios nacionales el 18 de octubre y esta vez por una cosa buena: era la primera capital de provincia con cero casos de coronavirus. Duró poco la alegría, porque casi cuando se estaba emitiendo el informativo, a la hora de comer ya se había roto la racha de dos semanas sin contagios, pero aún así por esas fechas todavía se vería con optimismo un futuro quizá no sin virus, pero sí, como dice la denominación oficial de las autoridades, sí de “riesgo controlado”.

Un mes después el panorama ha cambiado radicalmente. La incidencia a 14 días supera claramente los cien casos por cien mil habitantes, lo que objetivamente tampoco es mucho, si no fuera porque todos los días aparecen una treintena de casos nuevos, los brotes no hacen más que subir, los ingresos hospitalarios también, la UCI, durante mucho tiempo vacía vuelve a tener pacientes y la incidencia a 7 días está ya por encima de los 90 casos.

¿Cómo es posible que se esté disparando de nuevo la pandemia, hasta el punto de que la propia consejera de Sanidad, Verónica Casado la considere como el inicio de la sexta ola? Pues nadie parece tener una respuesta clara. Si en los anteriores rebrotes se encontraron rápidamente los agentes causales, sea la movilidad veraniega tras el confinamiento en 2020, las fiestas Navideñas pasadas o las fiestas y botellones de fin de curso, esta vez cuesta más entender qué ha podido suceder.

Con más del 80% de la población vacunada y gran parte de los ciudadanos cumpliendo las medidas de seguridad como el uso de mascarilla o la distancia incluso donde no es estrictamente obligatorio parecía que esta vez las Navidades iban a ser tranquilas. Y algo habrá influido para que Zamora sea la provincia que mejor está capeando la enfermedad (si exceptuamos a Soria). Pero no parece suficiente para evitar que los contagios sigan en aumento.

La sospecha es que han sido los reservorios de las personas sin vacunar donde el virus se ha podido acantonar, que están en los menores de 12 años y los adultos jóvenes entre 20 y 40 años, con un 20% de sus efectivos sin inmunizar. Porque otros factores, como la llegada de personas de otros países para tareas agrícolas o la vendimia no parece haber tenido gran incidencia, al menos en Zamora.

Vacunas

Con este panorama la estrategia de la Consejería de Sanidad pasa por apostar por la vacunación: proteger a las personas mayores, sobre todo de más de 70 y 60 años que son las más vulnerables, con una tercera dosis, así como al personal sanitario y sociosanitario. Y seguir captando a las personas sin vacunar.

El objetivo es tanto detener los nuevos casos como, sobre todo, evitar que los infectados lleguen al hospital y provoquen la saturación de camas de planta y de UCI, que en estas épocas invernales suelen estar ya de por sí “a tope” en determinados momentos. No es que la vacuna sea el remedio universal para librarse del COVID, de hecho hay incluso pacientes ingresados con la pauta completa puesta, pero en términos generales sí se ha demostrado eficaz tanto en la protección como en evitar que los infectados sufran síntomas importantes por el coronavirus. De esta forma la reapertura de los vacunódromos que creíamos clausurados para siempre, como el de Ifeza en Zamora que se estrena esta semana entrante o el del Centro de Negocios de Benavente que se inaugura la próxima y la vuelta seguramente a los cribados masivos en caso necesario de alta incidencia son los aspectos más simbólicos de una vuelta atrás de este virus que parece casi imposible de doblegar.

Evolución de la pandemia del coronavirus en Zamora, que inicia la sexta ola L.O.Z.

Restricciones

A pesar del panorama de casos en aumento y de la proximidad de unas fechas peligrosas para la pandemia, como son las Navidades, cuando el contacto social se multiplica y además, debido al frío, en interiores, las autoridades sanitarias autonómicas no han puesto sobre la mesa aún la posibilidad de establecer nuevas restricciones. De hecho el vicepresidente autonómico, Francisco Igea, ha explicado que más que la incidencia va a ser el estado de las UCI y de las plantas hospitalarias la que va a determinar el establecimiento de restricciones.

Medidas como el pasaporte COVID no acaban de convencer demasiado a las autoridades de Castilla y León, que lo ven como un arma con demasiados inconvenientes y desde luego siempre como medida de segunda línea, solamente válida quizá para determinados ámbitos como el hospitalario o el de los albergues.

A la pregunta de si va a haber cabalgatas o cotillones, la respuesta es que con la actual normativa que impide aún aglomeraciones e impone la mascarilla sería suficiente. Pero este virus ha demostrado que una vez inicia la carrera ascendente es difícil de parar, por lo cual pese a que las autoridades son reacias a tocar más a sectores como el de la hostelería y otras actividades, está por ver si la realidad no les hace tener que volver a medidas que se creían ya definitivamente superadas.

La vacunación de los niños de 5 a 12 años, prevista para enero

La autorización de la vacuna para los niños de 5 a 12 años, una vez que las farmacéuticas han comprobado su eficacia y seguridad, es el próximo reto para intentar reducir aún más la franja de población sin vacunar. Son algo menos de 15.000 los zamoranos comprendidos entre los 0 y los 11 años (nada más cumplir los 12 ya se pueden vacunar actualmente), unas edades en las que son los padres los que tienen que tomar la decisión. Y no es fácil que todos ellos digan que a la vacuna, entre otras cosas porque los niños no suelen padecer síntomas demasiado graves cuando sufren contagios.

Aunque en realidad los sufren, y de hecho las consultas de Primaria y el hospital están viendo numerosos casos de niños con coronavirus. Algunas asociaciones de Pediatría, sin embargo, ya han expresado su apoyo sin reservas a la dosis infantil. Todavía tiene que pasar tiempo para que esta vacunación se lleve a cabo en Zamora, ya que tiene que aprobarse en el Comité de Vacunas y el Consejo Interterritorial de Salud y posteriormente la Consejería de Sanidad organizar toda la logística para llevarla a cabo, por lo que seguramente no sea hasta el mes de enero cuando se lleve a cabo.

Mientras tanto, y tras una buena temporada con las aulas limpias, esta pasada semana ya se han declarado cuatro en cuarentena, en dos colegios de Benavente, uno de San Cristóbal de Entreviñas y otro de Madridanos.

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