Por segundo año consecutivo, el COVID ha dejado al “Mozo” de San Frontis sin traslado este jueves previo al inicio de la Semana de Pasión. Los vecinos del barrio de la margen izquierda solo pudieron contemplar la imagen principal de la Cofradía del Vía Crucis en el altar minutos antes de que diera comienzo el rezo de las estaciones en el templo de San Frontis que acoge durante todo el año al Nazareno. Con un aforo limitado a 50 personas, dirigido por el párroco José Ángel Rivera de las Heras, hacia las 20.00 horas se iniciaba el primer acto religioso que la Cofradía comparte con los feligreses del barrio capitalino desde 1990, cuando un acuerdo con la parroquia estableció la conducción a hombros de la escultura desde la iglesia hasta la Catedral para permanecer allí hasta procesionar el Martes Santo junto a imagen de La Esperanza.

Los hermanos de la Cofradía del Vía Crucis vivían ayer “con tristeza”, y alguna lágrima, una jornada que pasará a la historia por la suspensión del traslado, lo que provocó que el rezo de las estaciones fuera “un acto más emotivo por la pena de no poder conducir al Nazareno hasta la Catedral”, manifestaba el presidente de la Hermandad, Emilio Ferrero. Y es que se ha convertido, “por la devoción que despierta, en un acto importante para nosotros. Y se pasa mal”. También los vecinos del barrio echaron de menos lo han convertido en el preludio de la Semana de Pasión.

Tras el rezo, se habrían arremolinado junto a la iglesia “para acompañarnos, cada año acudía más gente; nos esperaban por el Puente de Piedra, a lo largo del recorrido” hacia la Catedral. Ferrero expresaba así el sentir de la mayoría de cofrades, la resignación ante lo poco que permite organizar la pandemia, “este año, al menos, es un poco distinto, aunque no sea lo mismo que participar en una procesión”, apuntaba. Y recordaba la desolación del año pasado, cuando se suspendió la celebración de la Semana Santa puertas afuera de cada hogar. “No pudimos vivir nada de nada, tuvimos que aguantar las ganas de salir y disfrutar de los desfiles por la televisión”.

La imagen recibía ayer las flores del grupo de cargadores que depende de la parroquia para adornar la imagen principal de la Cofradía del Vía Crucis, que ya había depositado las suyas al pie del Nazareno, preparado para ser depositado mañana en la capilla de la Virgen de la Esperanza en la seo.

Los zamoranos podrán mostrar su devoción a ambas esculturas juntas en la Catedral hasta el Martes Santo. La procesión que tendría lugar la tarde noche se sustituye este año por un sencillo acto a las 19.30 horas ante las dos imágenes, con intervención de las estaciones del Vía Crucis portadas por sus cargadores que se irán colocando uno a uno entorno a las imágenes. La composición del músico zamorano David Rivas, que se iba a estrenar en el desfile del año pasado, sonará por primera vez en la Catedral, y la banda de Nacor Blanco que tendría que haber acompañado el desfile procesional, con número reducido de músicos, interpretará La Esperanza al concluir el acto religioso. Este Martes Santo no habrá despedida de la Madre y el Hijo una vez pasado el Puente de Piedra: ni el “Mozo” hará el camino hacia la iglesia de San Frontis, ni la Virgen de la Esperanza será depositada en el convento de las Dominicas Dueñas.

La confianza está puesta en el próximo año, “esperemos que se pueda salir en procesión”. Son muchos los zamoranos que viven fuera de la capital “que me llaman porque quieren ver las imágenes”, desde esta tarde juntas en la Catedral.

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