La protección individual entraña medidas como la distancia social y las mascarillas. Estas últimas se han convertido casi en la segunda piel, al resultar imprescindibles para proteger a los ciudadanos ante una posible transmisión del COVID-19 y evitar rebrotes tras los momentos más duros de la pandemia. Al incrementarse la protección y prevención, algunas partes del cuerpo que antes estaban a la vista han quedado ocultas con un objetivo: frenar la pandemia. Los guantes y, sobre todo, las mascarillas son prendas inevitables que encubren zonas de nuestra piel que estaban acostumbradas a respirar y acariciar los olores y texturas del mundo.

Y no todo son ventajas. Según el doctor Juan Sánchez Estella, jefe de Dermatología del Complejo Hospitalario de Zamora, el uso prolongado de los métodos de protección contra el COVID como el constante uso de hidrogeles o la prolongación en el tiempo del cubrebocas hacen que la piel sufra y suponen "problemas cutáneos y temas irritativos tanto en la cara como en las manos". El antiséptico ocasiona "sequedad y descamación" con su uso continuado.

Los guantes también pueden producir este tipo de anomalías en la piel. "Su uso tiene sus problemas como el aumento de la sudoración y reblandecimiento de la piel", aunque insiste en que el "máximo problema es tema irritativo" por la intensificación de las medidas de higiene. Para evitarlo el doctor Estella recomienda darnos "una crema hidratante varias veces al día".

Aunque nos protejamos del coronavirus también hay que seguir protegiéndose de los rayos ultravioletas del sol, dañinos para nuestra piel. Una de las opciones para no perdernos el disfrute de este verano son los embalses y playas que nos ofrece la provincia de Zamora, zonas de baños de agua y de sol. Estella advierte de que la mascarilla no es un protector solar, "solo es una barrera física" que para poco o nada los rayos ultravioleta del sol.

En las piscinas o playas "se debe usar un filtro solar como siempre, puesto que la mascarilla puede filtrar unas partículas de determinado tamaño pero no la radiación ultravioleta". El problema reside en que "si la llevas mucho tiempo se producen secreciones cutáneas al retener el sudor" ocasionando así "irritación, sequedad, o escamación en la zona" así como "acné, rosácea y la falta de respiración".

El tipo de filtro solar que utilicemos también es importante ya que si usamos una "crema solar grasa puede contribuir al empeoramiento de este tipo de enfermedades". Sobre esta cuestión el doctor recomienda el uso de "filtros solares ligeros y livianos, libres de aceites".

El dermatólogo añade que las "mascarillas de tejido más denso y de color más oscuro protegen más" que las de color blanco porque bloquean mejor los rayos ultravioletas. Los colores oscuros en los cubrebocas, al igual que en la ropa de tonos oscuros, presentan una "mayor protección debido a que reflejan gran parte de la luz que les llega", impidiendo así que penetren en la piel. Lo infalible, si vas a ir a la playa, piscina o embalse es utilizar "mascarillas higiénicas de colores oscuros más el filtro solar".

Si este verano queremos disfrutar de piscinas y embalses y además proteger nuestra piel no puede faltar en el bolso un mascarilla higiénica de tonos oscuros, una crema solar libre de grasas y alejar el hidroalcohol de los rayos del sol.