Caballete y pintura en mano, una veintena de artistas de Zamora, Valladolid y Madrid pulularán este sábado por el casco antiguo de la ciudad para trasladar el encanto de sus rincones al papel con motivo del segundo encuentro de acuarelistas "Ciudad de Zamora".

- A tenor de la primera edición, ¿cuáles son los rincones preferidos por los artistas?

-La Catedral siempre es atractiva, desde los miradores ves la panorámica de Zamora y la zona de la rúa de los Notarios y de los Francos también gusta mucho.

- Parece un encuentro enriquecedor.

-Sí, sobre todo porque se comparten formas de trabajar. Viendo cómo trabajan unos y cómo trabajan otros, te enriquece. Te da ideas y recursos a la hora de ejecutar una obra.

-¿Qué tiene esta técnica para que atrape?

-La inmediatez. Te permite plasmar lo que tú sientes de forma rápida. En el óleo puedes pensar y rectificar, pero en la acuarela tienes que llevar todo pensado de antemano porque te permite pocas correcciones. En el óleo la emoción no es la misma de cuando empiezas a cuando acabas, depende lo que te dure. Sin embargo, en una acuarela se mantiene la emoción que has sentido a la hora de plasmar un tema que te atrae. Y además de la inmediatez, te atrae la transparencia de los colores, es más delicada.

- - ¿Cuántos formáis parte de la Asociación de Acuarelistas de Zamora?

-Somos quince y la media de edad ronda los 50 años. Cuando eres joven te dedicas a estudiar, a salir y a divertirte. Pero cuanto ya tienes tu vida más o menos hecha, te dedicas a las aficiones. Y la pintura es una forma de relajarte y de evadirte de todos los problemas. Es gratificante cuando te sale lo que tú quieres aunque la acuarela está viva y hay veces que consigues algo que te sorprende y otras veces te machaca lo que estás haciendo. Pero lo bueno es que trabaja ella y que se pueden conseguir cosas muy bonitas e inesperadas, es imprevisible.