"La única forma de tratar de que el patrimonio desaparezca es ponerlo de relieve y volcarse con nuestros monumentos para que el pueblo entienda que eso está ahí y merece la pena conservarlo", explica Augusto Guedes, coordinador de Amigos del Románico en Galicia y Portugal. "No debemos pensar que solo la Iglesia y el Estado tienen la obligación de mantener ese legado", añade.

En este sentido, los responsables de la asociación destacan que el colectivo -con un millar de miembros en España y algunos socios en Inglaterra, Francia, Canadá o Estados Unidos- subraya su labor para "realizar restauraciones o contribuir económicamente" con este tipo de trabajos. Como ejemplo, Augusto Guedes señala la intervención en el capitel del altar de Jaca o los trabajos que se han realizado en un monumento asturiano. "La sociedad civil debe ser capaz de pedir a las autoridades que lleven a cabo restauraciones como estas", añade Guedes, consciente que solo el uso y el valor de los templos garantiza su futuro.