El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, puso ayer el broche a los actos preparatorios de la Coronación de Nuestra Madre de las Angustias con una misa en la iglesia de San Vicente. A las puertas del templo románico, Blázquez se declaró "encantado" con la carrera que Zamora ha emprendido para lograr que la Unesco declare Patrimonio de la Humanidad la Semana Santa de la capital, una lucha que también ha iniciado la celebración principal en la diócesis que preside, Valladolid.

Así, para Ricardo Blázquez la Semana Santa es una expresión "extraordinaria" de la devoción popular, en particular en los "núcleos" de Castilla -Valladolid y Zamora- y en Andalucía, donde Sevilla es la fiesta de mayor reconocimiento y seguimiento de fieles. "Son núcleos extraordinarios en la forma de vivir la Semana Santa, focos fundamentales de la manifestación popular", apuntó. Eso sí, cada una de estas regiones o "focos" tiene una "forma expresiva diferente de manifestar la fe". "Los andaluces son más expresivos, mientras que los castellanos somos más contenidos". En cualquier de los casos, norte o sur, nos hallamos ante "manifestaciones muy elocuentes y muy bellas" de la creencia religiosa, porque "la fe habla también el lenguaje de la belleza", aseveró el máximo representante de la Iglesia en España.

Al filo de las ocho de la tarde, Blázquez llegó a la iglesia de San Vicente Mártir para presidir el último acto preparatorio de la ceremonia de Coronación, que tendrá lugar hoy en la Catedral del Salvador (18.00 horas). Antes de presidir la eucaristía en el templo donde descansa Nuestra Madre con el manto restaurado y sin corona, Blázquez reconoció que el acto es una "expresión de la devoción de los zamoranos hacia la Virgen", una manifestación "muy significativa". Los actos del septenario han servido, en su opinión, para "ir preparando el ánimo de los participantes y a mi me parece muy bien", añadió el arzobispo de Valladolid.

En los últimos días, Ricardo Blázquez ha recibido información del seguimiento del septenario a través del arzobispo de Santiago de Compostela, o del obispo de León, natural de Toro. La celebración del "sexto dolor" ha servido para cerrar el ceremonial previo al reconocimiento que hoy hace más grande la devoción hacia Nuestra Madre de las Angustias.