La de este año es una Feria del Ajo grande. Por la cantidad de puestos, 477, por la de producto, más un millón de kilos de ajos y una cantidad indeterminada de cebollas, y por la duración, tres días. Pero el tamaño trae también algunos inconvenientes a una Feria inaugurada ayer por la alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón y el nuevo presidente de Caja Rural, Obdulio Barba, que se estrenaba en el cargo en su primer acto de campanillas, arropado por el resto de autoridades provinciales.

El aspecto que más disgusto ha producido en la organización ha sido que se hayan tenido que meter 26 puestos en una bocacalle de Tres Cruces, la calle Cardenal Mella (donde antaño estuvo Televisión Zamora) mientras 30 quedaban vacíos en la ubicación original. El segundo asunto, el de los tres días de duración, tiene partidarios y detractores. Por ejemplo, Carmen Martín, de Fuentelapeña, innovadora con su sistema de carteles para indicar el precio de los ajos repartidos en diferentes montones a 2, 3 y 4 euros, cree que tres días es mejor que dos, porque "lo que hemos vendido esta tarde, eso que nos llevamos por delante". Anita Calvo, de La Bóveda, cree sin embargo que son demasiados días, ya que la venta en dos jornadas será la misma que en tres y el esfuerzo es mucho mayor. Anita constataba la buena calidad del ajo este año, mejor incluso que el pasado, cree que el cliente no valora muchas veces "el trabajo que lleva esto", refleja que sigue habiendo regateo y que el cultivo es solo un complemento a la actividad principal del agricultor, en este caso su hijo, que planta remolacha, cebada, garbanzo e incluso tez, que es un nuevo tipo de cereal para fabricar productos para celiacos.

Las opiniones eran muy parecidas, sobre todo las referidas a la excelente calidad de los ajos este año. Conchi Ramos, de Bóveda de Toro espera una buena venta, aunque el pasado año las ristras pequeñas no hubo manera de sacarlas, "ni a 50 céntimos"; su vecina de puesto, Paula Tejero del Río de Fuentesaúco reconocía que "si se venden a precio normal sí merece la pena venir a la feria. Pero a veces la gente se cree que está en un mercadillo; hace falta un poco más de respeto porque los ajos no vienen solos".

Francisco Pérez Benavides, de Villalazán tenía su buen montón de cebollas junto a los ajos. "Empezamos a traer cuatro cebollas y se vendieron como el humo", de ahí el éxito de este producto en los últimos años, "una cebolla dulce y carnosa". Con respecto al ajo, constata que este año han sido muy buenos y espera que se venda bien.