El acta anterior fue el primer punto de choque entre directiva y oposición. Ya al leer la secretaria un párrafo sobre la presidencia de la asociación cultural se oyeron voces de «¡mentira!». Tras una hora de lectura y antes de procederse a votar el texto, entre otros hermanos, habló Juan Rodríguez Santa Cecilia que manifestó: «Este acta es una tomadura de pelo. Se ha cambiado radicalmente mi intervención» y también pidió el refrendo si «previamente la secretaria, el presidente y el capellán declaran bajo juramento que responde fielmente a lo acontecido». «Exijo la dimisión del presidente por manipulación de acta», afirmación respaldada con una ovación. El resultado de votación, 125 a favor frente a 113 en contra, generó numerosos abucheos. «¡Si no cesan, se suspende!», amenazó el capellán José Francisco Matías, incluso un cofrade pidió la suspensión argumentado que «han votado personas que no son hermanos» a lo que el vicario respondió: «¡Quién lo decide es el Obispado!».

Tras el informe de tesorería un cofrade preguntó por la «cantidad de recibos impagados», al existir una partida denominada «gastos de devolución de recibos», aunque no recibió respuesta, y una dama se preguntó cómo podían haber realizado gastos «cuando no están aprobadas las cuenta del año anterior». Los frecuentes comentarios de protestas de asistentes hicieron que el sacerdote reflexionara: «No hay voluntad ni de atender ni de escuchar». Finalmente este punto del orden del día se refrendó con 140 votos favorables y 128 contrarios y el malestar de muchos. «¡Qué no sabéis contar!», clamaban. A este respecto un cofrade demandó control de entrada a la asamblea con identificación y la utilización de tarjetas de colores para votar, pero el presidente dijo que «los estatutos fijan que es a mano alzada».