La madre del niño fallecido en la A-11: "Mi marido no conducía y tampoco iba drogado"

La defensa de la familia del menor estudia tomar acciones legales contra quienes insistan en que el padre iba borracho o bajo sustancias

Samara Correia, madre del menor fallecido, y Luis Felipe Gómez, abogado de la familia.

Samara Correia, madre del menor fallecido, y Luis Felipe Gómez, abogado de la familia. / Jose Luis Fernández

Luis Garrido

Luis Garrido

Samara Correia, la madre del niño fallecido en el accidente de la A-11 el pasado 6 de marzo, ha roto su silencio para defender a su marido y asegurar que ni iba al volante, ni iba drogado, ni iba borracho. La familia ha querido esperar al resultado del test de detección de estupefacientes para realizar las primeras declaraciones, cuando se cumplen ocho días desde el siniestro. Un examen en el que el adulto al que se relaciona con el suceso ha dado negativo en todas las sustancias. La esposa ha insistido en que “todo lo que se está diciendo es mentira”, aunque no ha logrado señalar quién podía ir al volante en el momento del golpe. Tampoco lo ha hecho su sobrino, el otro menor de 17 años; según sus parientes, su estado de shock le ha impedido hasta la fecha aportar ningún tipo de testimonio.

La defensa de la familia del menor fallecido en el accidente de la A-11 ha desvelado el resultado negativo del test de detección de estupefacientes al que el padre fue sometido tras el siniestro, en su visita al Hospital Virgen de la Concha. El examen, de acuerdo con los datos aportados por el abogado Luis Felipe Gómez, está fechado unos minutos después de las 23.00 horas del lunes 6 de marzo. El siniestro, cabe recordar, se produjo a las 19.40 horas de esa misma jornada, de acuerdo con la información proporcionada por los servicios de emergencia 112.

Este examen demostraría, según la defensa, que el hombre no iba drogado en el momento en que se produjo el accidente. Además, tanto el abogado como su familia insisten en que tampoco iba al volante. “¿Cómo iba a dejar mi marido a su hijo tirado en la cuneta? Eso son mentiras”, ahonda Samara Correia en conversación con LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. De riguroso luto tras el fallecimiento del menor de 12 años, su madre explica que el ruido en torno a este caso está haciendo mucho daño a la familia. “Duele porque todo el mundo está haciendo especulaciones, pero el que está muerto es mi hijo”, explica.

Samara Correia vive con su familia en el barrio de Las Llamas, desde donde ha decidido atender a este diario para dar su versión de lo que pudo acontecer y lo que no aquella tarde del 6 de marzo. Su marido es el hombre sobre el que se ha puesto el foco, aunque tanto sus allegados como la defensa mantienen que no pesa sobre él ningún indicio y sí muchas maledicencias. “El domingo pude hablar con él y me volvió a decir que nunca abandonaría a su hijo; él no iba conduciendo, ni tampoco iba drogado, ni borracho como se dice”, expresa.

La otra pata de esta historia inconclusa es la del sobrino de 17 años que iba en el coche en el que falleció el otro niño de 12 años. Samara Correia asegura que ha hablado con él, pero que el chaval no recuerda qué es lo que pasó. “Está muy aturdido y no quiere hablar”, apunta. “Ese chico es mi sobrino, pero es como si fuera mi hijo; los dos eran como hermanos, estaban todo el día juntos, eran uña y carne”, añade con vehemencia. “Él fue el primero que auxilió a mi hijo porque estaba allí y todo el mundo se puede imaginar cómo se encuentra ahora, porque estaban muy unidos”, insiste la madre del niño que perdió la vida y tía de este joven que sí encontraron los servicios de emergencia a su llegada al lugar de los hechos.

Por parte de la familia del menor, por lo tanto, no hay mayor aclaración sobre quién iba al volante aquella fatídica tarde y tanto Samara Correia como Luis Felipe Gómez, al ser preguntados, remiten a la investigación y a lo que dictamine posteriormente la justicia. Sí que insisten, no obstante, en que el padre del menor fallecido no estaba ni borracho ni drogado el día en que ocurrieron los hechos y están estudiando, con el resultado negativo del test de estupefacientes en la mano, emprender acciones legales contra quienes sigan propagando lo contrario. El susodicho, por su parte, sigue en el Centro Penitenciario de Topas cumpliendo condena por un asunto que nada tiene que ver con el accidente que le costó la vida a este niño con tan solo 12 años de edad.

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