Nuevo tiempo en la Colegiata de Toro: José Manuel Chillón, ordenado diácono permanente

El doctor en Filosofía, toresano, tiene como misión atender a los pobres, proclamar el Evangelio y servir en el altar

Podrá oficiar bautismos, bodas y funerales, así como dirigir la oración dominical en ausencia de presbíteros

Chillón arrodillado ante el obispo, que le entrega el libro de los Evangelios. | Diócesis de Zamora

Chillón arrodillado ante el obispo, que le entrega el libro de los Evangelios. | Diócesis de Zamora / A. B.

A. B.

El toresano José Manuel Chillón ya es diácono permanente de la Diócesis de Zamora, tras ser ordenado ayer por el obispo Fernando Valera Sánchez en una ceremonia celebrada en la Colegiata de Santa María la Mayor.

El templo estaba abarrotado de familiares, amigos, compañeros y fieles que fueron testigos de este nuevo tiempo en el que la iglesia diocesana se abre, por segunda vez en menos de un año, al ministerio del diaconado permanente. Antonio Vela fue el primero en recibirlo, ahora José Manuel Chillón, y vendrán otros que ya han iniciado el proceso de formación y discernimiento. Todo un regalo para una diócesis en la que, como dijo el obispo en el decreto de constitución del diaconado permanente, este ministerio "enriquece de manera importante la misión de la iglesia" y fortalece a quien lo recibe "por la imposición de las manos, transmitidas ya desde los apóstoles".

Una vez que José Manuel Chillón fue presentado, y confirmada su elección como candidato al diaconado permanente, monseñor Valera pronunció la homilía que inició con las palabras del profeta Isaías: "El Señor te llamó desde el vientre materno, de las entrañas de tu madre, y pronunció tu nombre. Hizo de tu boca una espada afilada, te escondió en la sombra de su mano; te hizo flecha bruñida, te guardó en su aljaba y te dijo: “Tú eres mi siervo”". Quiso el obispo agradecer a José Manuel Chillón la respuesta generosa a la "elección que Dios por medio de los medios pobres de la Iglesia" le ha concedido.

El obispo quiso subrayar tres aspectos en su homilía. En primer lugar, que el Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium 29, indica que "los diáconos están sobre todo dedicados a los oficios de la caridad y de la administración. Primero en esta Diócesis que peregrina en Zamora fuiste elegido responsable de la administración, hoy eres sacramentalmente elegido para representar a Jesús servidor en este mismo oficio. Este hecho recuerda los primeros siglos de la Iglesia, cuando los diáconos atendían las necesidades de los fieles, en nombre y cuenta del obispo. Siempre, para los discípulos de Jesús, amar es servir y servir es don. El único poder reside en el servicio y tú como diácono eres custodio de este servicio en nuestra Iglesia diocesana, para que nadie vaya más allá del poder del servicio".

José Manuel Chillón, postrado mientras la asamblea canta las letanías. | Diócesis de Zamora

José Manuel Chillón, postrado mientras la asamblea canta las letanías. | Diócesis de Zamora / A. B.

En segundo lugar, Fernando Valera hizo un guiño a la condición de filósofo del ordenando citando una carta del papa Francisco con motivo del cuarto centenario del nacimiento del Blaise Pascal, en la que se dice "tu diaconía es también diaconía en el aula, en el pensamiento, en el estudio y la investigación". Fuera de los objetivos del amor no hay verdad que valga la pena. "Pascal, como fiel laico, experimentó la alegría del Evangelio, cuyo Espíritu quiere fecundar y sanar todas las dimensiones del hombre y reunir a todos los hombres en la mesa del Reino". Esa es la tarea, argmentó Valera: "construir el hombre interior, la hondura y la profundidad del amor".

Y por último, quiso recordar el obispo que el nuevo diácono permanente tiene una vocación primordial de esposo y padre. Agradeció la generosidad de Carmen, su esposa, y la de sus hijos y sus familiares más cercanos, su verdadera iglesia doméstica donde "el Evangelio es vivido como luz sencilla en la calidez del Espíritu".

Tras la homilía, se levantó el elegido y, poniéndose de pie ante el obispo, manifestó ante el pueblo su voluntad de recibir este ministerio y de comprometerse a las obligaciones propias del diaconado permanente. A continuación, monseñor Valera pidió a Dios Padre todopoderoso que derramase la gracia de su bendición sobre el que ha sido llamado al Orden de los diáconos, que se postró en tierra, mientras la asamblea cantó las letanías.

Rito del sacramento del orden

Después de implorar la intercesión de los Santos, llegó el rito esencial del sacramento del orden. Fernando Valera impuso sus manos sobre la cabeza del ordenado, e hizo la oración consecratoria específica pidiendo a Dios la efusión del Espíritu Santo y de sus dones apropiados al ministerio para el cual el candidato es ordenado.

La imposición de las manos por parte del obispo se hizo en silencio y seguidamente se recitó la plegaria de ordenación: "Envía sobre ellos, Señor, el Espíritu Santo, para que, fortalecidos con tu gracia de los siete dones, desempeñen con fidelidad su ministerio".

Terminada la imposición de manos, llegó la vestición con la estola cruzada sobre el pecho y la dalmática de José Manuel. Seguidamente el obispo entregó el libro de los Evangelios ya que como diácono permanente es el ministro propio de la proclamación del Evangelio.

El papel de un diácono

Desde este momento, José Manuel Chillón tiene como destinatarios la atención a los pobres, la proclamación del Evangelio y el servicio del altar.

Así mismo, puede administrar el bautismo, bendecir los matrimonios y presidir las exequias. También dirigir la oración dominical en ausencia de sacerdotes.

Momento de la vestición del nuevo diácono. | Diócesis de Zamora

Momento de la vestición del nuevo diácono. | Diócesis de Zamora / A. B.

Terminó la celebración con un emotivo mesaje de José Manuel a los presentesen en el que pidió perdón y dio las gracias: "Son estas dos palabras las que resumen bien nuestra pequeñez, nuestra finitud, nuestra sencillez. Es necesario el perdón porque no siempre acertamos, porque no podemos con todo, porque no podemos controlarlo todo, ni saberlo todo. Es preciso dar Gracias, precisamente, porque aquel vacío de insignificancia que nos constituye como hombres, siempre hay alguien que lo rellena, alguien que lo suple, alguien que lo salva. Y por eso, hoy y aquí, perdón y gracias ante todo a Dios".

Dio gracias también al obispo Fernando, "padre y pastor, por la confianza, por darme la paz y la palabra. Por quererme libre y consagrarme libre y para la libertad. Por acercarse a mi historia y quererla. Por llamar a esta puerta. Dios le bendiga hoy y siempre". Y a su familia también le agradeció el esfuerzo: "todo está como estaba, a cambio de que todo sea nuevo para todos. Nuestra comodidad y nuestra zona de confort se ha visto alterada para el bien. Conmovidos y removidos, hemos sido hoy también bendecidos. Sabíamos bien lo costoso de esta decisión. Y como todo éxodo, tiene su desierto. Dios ha visitado esta casa y le da la paz. Si en este día y en este momento, si en esta decisión cabe algo de arrojo y de valentía, sea, Carmen, el mérito todo tuyo".