Toro arropa a su patrón en una fiesta para la historia

Cerca de 40 mujeres formalizan su ingreso en la cofradía del Cristo de las Batallas y, por primera vez, acompañan a la imagen en la procesión

Cofrades y toresanos arropan al Cristo de las Batallas en la procesión por la pradera

Cofrades y toresanos arropan al Cristo de las Batallas en la procesión por la pradera / M. J. C.

Los toresanos han honrado este lunes al patrón de la ciudad, el Cristo de las Batallas, en una fiesta que reunió a los fieles devotos en torno a la pradera y a la ermita que durante todo el año custodia la venerada imagen. Desde primera hora de la mañana en el pequeño templo fueron oficiadas eucaristías por las intenciones de diferentes asociaciones y entidades y, a las 12.00 horas, tuvo lugar la misa de fiesta presidida por el párroco local, Pedro Faúndez, y concelebrada junto a otros sacerdotes.

El Coro Interparroquial de Toro no faltó a la cita con la misa de fiesta, en la que el párroco recordó que, en su fiesta, el Cristo de las Batallas «une» a los toresanos y que «hacia él ponemos nuestras cruces» en alusión a «aquello que a veces nos pesa, nos hace avanzar o lo que nos duele en el interior».

Tras la eucaristía, los abades, mayordomos y cofrades se dirigieron a la hospedería del Cristo de las Batallas en la que compartieron el tradicional almuerzo y agasajaron a los toresanos con la típica limonada. El aperitivo y la comida de hermandad que grupos de amigos y familiares compartieron en la pradera fue amenizada con la música del grupo «The Perets», al que la adversa meteorología y la lluvia impidió ofrecer el concierto previsto en las vísperas.

Tras dar buena cuenta del embutido, queso, tortillas, empanadas o pimientos, los toresanos fieles a la fiesta del Cristo de las Batallas se dirigieron a la ermita en la que, minutos antes de la salida de la procesión, tuvo lugar el emotivo acto de ingreso de cerca de 40 mujeres en la cofradía, algunos niños y hasta un bebé con tan solo un mes de vida.

Tras dar buena cuenta del embutido, queso, tortillas, empanadas o pimientos, los toresanos fieles a la fiesta del Cristo de las Batallas se dirigieron a la ermita en la que, minutos antes de la salida de la procesión, tuvo lugar el emotivo acto de ingreso de cerca de 40 mujeres en la cofradía, algunos niños y hasta un bebé con tan solo un mes de vida.

Una vez impuestas las medallas a las nuevas hermanas y hermanos, que también besaron las insignias y juraron los estatutos de la cofradía, comenzó la procesión en la que los cofrades portaron a hombros la talla de la Virgen de la Guía y la imagen del Cristo de las Batallas por el entorno de la pradera, en la que el ritmo fue acompasado con la música de la Banda La Lira.

La procesión completó el recorrido habitual, aunque en el último tramo los cofrades tuvieron que aligerar el paso para evitar que las imágenes sufrieran daños por la lluvia.

El presidente de la cofradía, Fernando Roldán, reconoció que cada año los toresanos participan menos en la fiesta del patrón, porque muchos aprovechan el puente de tres días para viajar fuera de la ciudad. No obstante, recordó que el Cristo de las Batallas es una fiesta con un marcado carácter religioso y precisó que «la gente cada vez tiene menos devoción», a pesar de que grupos de toresanos «nunca fallan» y participan en las vísperas y en los actos que organiza la cofradía.

En este punto, precisó que, hace años, los jóvenes participaban activamente en la fiesta con sus peñas y «bajaban» a la pradera del Cristo de las Batallas incluso a pasar la noche de las vísperas, pero «ya no queda nada de esa tradición». No obstante, recordó que, en épocas pasadas los jóvenes tan solo salían en la fiesta del patrón por lo que aprovechaban la celebración para disfrutar al máximo con sus peñas, experiencia que ahora se repite cada fin de semana.

A pesar de las dificultades, Roldán confía en que el ingreso de mujeres y de niños en la cofradía sirva para revitalizar una fiesta que ocupa un lugar destacado en el corazón de muchos toresanos.

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