Vinos de "lujo" con sabor a tinta de Toro

La bodega Numanthia celebra 25 años de historia, en los que ha contribuido a la proyección internacional de la DO y a preservar sus antiguos viñedos

Instalaciones de la bodega Numanthia, enclavadas en Valdefinjas

Instalaciones de la bodega Numanthia, enclavadas en Valdefinjas / CEDIDA

La bodega Numanthia marcó un hito en la historia de la Denominación de Origen Toro tras conseguir que el crítico más influyente del mundo, Robert Parker, otorgara 100 puntos a uno de sus vinos que, con frecuencia, son incluidos cada año en el listado de los cien mejores del mundo elaborado por "Wine Spectator".

Además, la bodega, enclavada en Valdefinjas, fue adquirida en 2008 por la mayor empresa de lujo del mundo, el conglomerado francés Louis Vuitton Möet Hennessy (LVMH), operación que contribuyó a su proyección internacional como una de las "joyas" del vino español.

Ambos hechos marcaron la historia de una bodega que está de celebración porque cumple 25 años, aunque se mantiene fiel a su filosofía y al espíritu de Numancia, en la que se inspiró para elegir su nombre, en homenaje a los habitantes de la antigua ciudad que prefirieron la muerte a su rendición ante la invasión romana.

En sus primeros 25 años de historia, la "cuna" de vinos tan apreciados como "Numanthia" y "Termanthia" ha logrado un notable reconocimiento nacional e internacional, al que ha contribuido la incorporación en 2015 de su actual director general, Lucas Löwi, quien ha pretendido imprimir "una visión muy ambiciosa a la bodega".

Resaltó Löwi que, en la búsqueda de esa visión, "identifiqué el desafío de iniciar una evolución en el estilo de los vinos, buscando mayor elegancia mediante una cosecha más temprana, extracciones más sutiles, crianzas más respetuosas y guardando los vinos un mayor tiempo en botella antes de su lanzamiento al mercado", medidas que han permitido crear "una percepción icónica de nuestra bodega en todo el mundo".

Producción limitada

En este punto, recordó que la bodega basa su estrategia en el valor y no en el volumen, limitado a 300.000 o 350.000 botellas al año, para "elaborar vinos de alta calidad en España".

La bodega destina parte de su producción al mercado nacional, aunque también comercializa sus vinos en más de 50 países, principalmente en Estados Unidos, México, China, Japón, Reino Unido, Alemania y Brasil.

Lo que no ha cambiado en un cuarto de siglo son los tres pilares que han convertido a la bodega y a sus vinos en un icono: el tiempo, la diversidad del terruño y el compromiso con el entorno.

Löwi (segundo izquierda) posa con el equipo de la bodega en la sala de barricas

Löwi (segundo izquierda) posa con el equipo de la bodega en la sala de barricas / CEDIDA

En concreto, el tiempo es el que hace posible que sus vinos maduren y adquieran carácter y personalidad. Además, Numanthia cuenta con algunos de los viñedos más antiguos del mundo, con cerca de 150 años, plantados en el siglo XIX y prefiloxéricos, por lo que su cuidado requiere "precisión y una experiencia extrema".

La tierra es la segunda de las bases de su filosofía y que aplica a la elaboración de sus vinos. De hecho, Numanthia es la única bodega que representa en su totalidad a la Denominación de Origen Toro, rica en más de ocho tipos de "terruño", al abarcar toda su diversidad.

En sus parcelas, repartidas a lo largo y ancho de toda la Denominación de Origen y que suman cerca de 150 hectáreas, nacen vinos diferentes con personalidades distintas. Y es precisamente la combinación de todas ellas la que hace posible la excelencia de sus vinos, ya que "Numanthia" y "Termanthia" son "dos expresiones de una única variedad de uva", la tinta de Toro.

Además, en su compromiso con la sostenibilidad, la bodega está desarrollando un plan para rehabilitar los hábitats de la fauna autóctona, al margen de otros proyectos para preservar el patrimonio genético y uno de reforestación para aumentar la biodiversidad en sus viñedos y enriquecer los suelos mediante la plantación en 30 hectáreas de árboles de especies locales con los que pretende reducir la huella de carbono.

Recordó Löwi que "tenemos un compromiso medioambiental con la comunidad muy importante", ya que, desde hace ocho años, "practicamos una viticultura completamente orgánica".

Por último, subrayó que su "misión" es preservar un "patrimonio natural y cultural único", en alusión a "un viñedo centenario injertado de tinta de Toro". "Cuidar de uno de los viñedos más antiguos del mundo es mi verdadero propósito".

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