El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, se reunirá el próximo miércoles con los comités de empresa de las fábricas del Grupo Siro en Toro, Venta de Baños y Aguilar de Campoo, encuentro al que también está previsto que asistan los alcaldes de los citados municipios, para abordar la situación de la compañía y el futuro de sus trabajadores.

La decisión de la empresa de paralizar la actividad en todas sus fábricas, tras la retirada de la oferta realizada por dos fondos de inversión ante la oposición de los trabajadores a aceptar su plan de mejora de la competitividad, ha precipitado los acontecimientos y ha intensificado el temor al cierre definitivo de los centros de producción de Siro en Castilla y León, medida que afectaría a 1.700 empleados, de los que 300 trabajan en la planta de Toro.

Precisamente, el próximo miércoles trabajadores de la fábrica de Venta de Baños, para la que Siro ha anunciado su cierre definitivo, tenían previsto manifestarse ante las Cortes de Castilla y León, con el objetivo de intentar reunirse con Mañueco, encuentro que finalmente se celebrará y que abre una puerta a que la implicación del Gobierno regional logre paralizar el concurso de acreedores en el que podría desembocar la complicada situación económica del Grupo, que acumula 300 millones de euros de deuda, y para el que la entrada de un socio inversor era clave, ya que permitiría mantener su actividad.

A la espera de la reunión prevista para el miércoles con el presidente de la Junta, el consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Gerardo Dueñas, instó ayer a Siro a realizar “un último esfuerzo” para alcanzar un acuerdo con los representantes de los trabajadores en sus fábricas, basado en una mejora de las condiciones del plan de viabilidad propuesto, aunque también ha solicitado al Grupo que intente recuperar el “interés” de los fondos de inversión Afendis y Davidson Kempner.

Para Dueñas “es clave” ese nexo de colaboración entre la empresa y sus trabajadores, con el fin de intentar sellar un acuerdo que pueda facilitar una nueva negociación con el socio inversor para que retome su interés por materializar la inyección económica de 180 millones que permitiría reflotar la compañía.

En este sentido, el consejero de Agricultura remarcó que la Junta está dispuesta a apoyar a la compañía una vez que “dé un paso adelante y logre un acuerdo con los trabajadores”, respaldo que se basa en la activación de varias líneas de ayuda para potenciar el desarrollo de Siro en Castilla y León.

Empleados de Siro en Toro, durante la última huelga general. | M. J. C.

La reunión prevista para el próximo miércoles será clave para dilucidar el futuro de una empresa de la que dependen numerosas familias y que es un “emblema” de Toro y de la provincia.

La comunicación interna realizada por la compañía a las plantillas de sus fábricas, en la que anunciaba la paralización de su actividad tras la retirada de la oferta económica realizada por los fondos de inversión, ha supuesto un duro revés para los trabajadores de Toro que, desde hace meses, luchan por conseguir unas condiciones laborales dignas en un escenario complicado en el que la compañía ha tratado de imponer un plan de competitividad para intentar sanear sus cuentas.

Por el momento, los trabajadores tendrán que seguir acudiendo a la factoría hasta que, de forma progresiva, se cierren las líneas de producción una vez que se agote el stock de materia prima almacenado.

Y es que uno de los problemas actuales de la compañía es su falta de liquidez para hacer frente al pago a los proveedores que suministran la materia prima necesaria para producir y mantener la actividad.

El anunciado cese de la actividad en la planta ha supuesto un duro golpe para Toro, porque el sector agroalimentario es uno de los pilares de su economía, aunque las consecuencias de un posible cierre definitivo también tendrían una repercusión negativa en la comarca y en el resto de la provincia.

Ahora, la solución está en manos de todas las partes implicadas en un conflicto que tiene su origen en la situación económica del Grupo Siro que logró cerrar un acuerdo marco con los fondos de inversión, pero supeditado al apoyo de sus trabajadores a un plan de mejora de la competitividad que, tan solo, ha sido aprobado por la plantilla de la fábrica de Aguilar de Campoo.

En el caso de la factoría toresana, una amplia mayoría de sus empleados votó en contra del plan de viabilidad, tras valorar que las condiciones laborales que se pretendían imponer suponen un paso atrás en derechos adquiridos y por los que han luchado en los últimos años.

De hecho, los empleados de Toro han asegurado recientemente que quieren seguir trabajando para el Grupo Siro, pero “no a cualquier precio”.