EN ALMUÑÉCAR (GRANADA)

Paquito, desaparecido en Semana Santa: "En 200 metros, en el paseo marítimo, mi padre desapareció"

La cámara de un hotel registra al hombre caminando. La familia descarta la desorientación y apunta al homicidio con ocultación de cadáver como principal hipótesis de la desaparición

Una foto del álbum familiar de Francisco Pérez Bedmar, desaparecido en marzo.

Una foto del álbum familiar de Francisco Pérez Bedmar, desaparecido en marzo. / CASO ABIERTO

Tamara Morillo

Tamara Morillo

"Me cogí el tranvía y me presenté en la antigua Compañía Sevillana de Electricidad, actualmente Endesa, y dije: quiero hablar con el jefe porque quiero montar un taller en Maracena (Granada) y ahí no llega la luz trifásica, a ver qué podemos hacer…".  En dos semanas llegaron varios camiones "abriendo agujeros hasta que llegaron allí". Paquito Teresa -como lo conocen todos "porque en los pueblos ya se sabe... y su madre se llamaba así"- montó de esta forma su primer taller de carpintería. "Esta anécdota, y mil como esas, son las que más le gustaba contar…", sonríe su hijo Francisco. "Además, refleja muy bien cómo es él". Francisco Pérez Bedmar, 87 años, desaparecido en Almuñécar el 22 de marzo. Desde entonces nadie sabe dónde está. Francisco, junto a Sergio, su hermano, llevan mes y medio buscando a su padre. Desapareció sin rastro, sin despedidas, sin previo aviso. Sin más.

"La primera hipótesis que se manejó fue que mi padre estuviera en el mar". Se peinó la costa y "aparecieron incluso otros cuerpos sin vida, pero el de mi padre no está"

22 de marzo. Viernes de Dolores, la gente entra y sale. Han llegado muchos turistas a Almuñécar (Granada), el paseo marítimo está animado. Sus calles también. Paquito sale de casa en torno a las ocho de la tarde, va a hacer su rutinario paseo. No regresó. "Llevamos más de mes y medio buscándolo", lamenta su hijo Sergio, "es una incertidumbre constante, continuamente pensando en lo mismo".

"Al dolor", añade Francisco, su otro hijo, y tras una investigación que no encuentra respuestas, "se suma la desesperación de que cada día que pasa es un día que se pierde. Días que se van perdiendo pistas, perdiendo la posibilidad de recuperar imágenes de cámaras. La gente, su memoria... van olvidando detalles en caso de que hubieran visto algo y no se les ha preguntado".

Ambos hijos coinciden, "esa angustia con la que vives no es solo porque no se encuentra nada, que también, sino porque cada día que pasa va en nuestra contra". Y es que, tras un sinfín de batidas, nada avanza. La Guardia Civil se encuentra una y otra vez en la casilla de salida: "No se ha hallado ni una pista y nada lleva a él".

Los GEAS de la Guardia Civil en una de las batidas por Paquito. A la derecha, una foto de su álbum familiar.

Los GEAS de la Guardia Civil en una de las batidas por Paquito. A la derecha, una foto de su álbum familiar. / CASO ABIERTO

La cámara de un hotel

Viernes. Paquito se encuentra bien. Ese mismo día llama a su sobrina Loli, la felicita por su Santo. Por la tarde, como cada día, se pone su gorra, su ropa cómoda, y sale a caminar. "Son las 19:50 horas, más o menos", apunta su hijo Francisco. Metódico, ordenado y riguroso, siempre hace la misma ruta, "dura una hora, más o menos". Tres cámaras le registran caminado: "una saliendo del portal, de su apartamento, en la plaza San Cristóbal", describe su hijo, la última "es la cámara de un hotel en el Paseo de Cotobro". Junto a la playa del mismo nombre. "En las imágenes se ve que mi padre "camina bien, camina normal", afirma Sergio.

Desde la última grabación, "hasta el final del paseo, que termina en una roca que da una playa, hay unos 200 metros, aproximadamente. En ese tramo ocurrió algo que nadie sabe", lamentan los dos hermanos. "Nadie vio ni escuchó nada, pero en ese tramo nuestro padre desapareció".

Ese tramo, precisamente, era el final de su ruta diaria. "Hay un banco de piedra en el que reposaba si estaba cansado y volvía a casa otra vez". Al llegar, Paquito, que estaba lúcido de mente, encendía su ordenador, y se ponía a escribir. "Transcribía libros para mejorar su ortografía". Él dejó el colegio muy pronto. "Me sé las cuatro reglas, solía decir". Siempre quiso mejorarse, superarse y en ello estaba, "solía ponerse una hora, o algo más, hasta las diez".

De fondo, la zona dónde se le perdió la pista a Paquito, a la derecha, un cartel convocando recientemente una marcha por él.

De fondo, la zona dónde se le perdió la pista a Paquito, a la derecha, un cartel convocando recientemente una marcha por él. / CASO ABIERTO

"No está él, pero sí su documentación"

"Mi padre no está en casa. No responde ni sabemos qué ha podido pasar". El lunes se hizo oficial la denuncia ante la Guardia Civil. "La alerta para nosotros saltó el domingo. El sábado solíamos dejarle espacio, sin llamarlo, porque era su día de salir. De hecho, había quedado para comer y luego para ir a bailar". El domingo sus hijos iban a comer con él. "Le llamo y no me contesta", recuerda Francisco. Tras avanzar el día sin tener ninguna noticia de su padre, supo que nada iba bien.

"El lunes le dije al portero que si podía entrar en su apartamento y accedió. Me dijo que mi padre no estaba, pero que sí estaban su teléfono, sus gafas y su cartera con su documentación. Llamé al hospital de Motril, por si había alguien sin identificar que estuviera ingresado". Contestaron que no. "Llamamos al 061 para ver si había habido alguna intervención en la zona...", revive su hijo, "nos dijeron que no". Tras ello, se activó la búsqueda, de forma oficial, en la Guardia Civil.

Tierra, mar y aire

En ese momento arrancó una investigación que no ha cesado desde entonces. "Son incontables las batidas que se han hecho, pero no se ha hallado absolutamente nada. No ha aparecido ni la gorra que llevaba puesta", lamenta Francisco.

"La primera hipótesis que se manejó fue que mi padre estuviera en el mar", explica Sergio. Se buscó y no poco. Se peinó la costa (y se siguen peinando con buceadores voluntarios que van dando parte de cada inmersión). "Aparecieron incluso otros cuerpos sin vida, pero el de mi padre no está".

A Paquito se le busca por tierra, mar y aire, con un amplio despliegue humano y técnico: los GEAS de la Guardia Civil, bomberos de Granada, el Centro de Buceo de la localidad granadina de La Herradura con un numeroso equipo de voluntarios, Protección Civil, Emergencias 112, drones, perros especializados en rastreo de personas, helicóptero, zódiac... pero nada lleva él.

La "UCO"

¿Qué ocurrió? "No cabe duda que mi padre en el paseo pudo marearse", señala Sergio, "pero si le da un mareo y se cae al suelo, se cae a la acera o a la calzada, que había gente... o si se cae en sentido hacia la playa, pues se cae a la arena... No cae, por un mareo, a un acantilado, ¿no?".

"La disposición de la Guardia Civil es total, hay una entrega absoluta, pero quizá el caso requiera más medios. El cuartel de Almuñécar no puede hacer más". Francisco y Sergio piden que se incorporen unidades especializadas, por ejemplo, "la UCO". "No sé. Llevamos mes y medio y no estamos hablando de una desorientación ni una marcha voluntaria. Todo nos lleva a pensar que alguien le ha hecho algo, un homicidio, y han ocultado su cuerpo. Mi padre así no se va".

Gente que viene y va

Los testimonios, recogidos entre su entorno, no aportan datos importantes. Las imágenes de las cámaras lo registran caminado, nada más. "Se ven como cinco o seis personas que se cruzan con él. El 22 de marzo, día de la Virgen de los Dolores, inicio de la temporada de Semana Santa, precisamente en el Hotel ON Aleta Room (es la última cámara que lo registra) se iniciaba temporada e incluso se puede ver gente en la terraza del hotel. Nosotros insistimos en que se haga un esfuerzo en identificar a esas personas", ruega Francisco. "Si alguien estuvo allí, y lee esta publicación... quizá pueda aportar algo también. Se cruzaron con él... y en esos 200 metros se le pierde el rastro, algo tuvieron que ver".

Proyecto nuevo   2024 04 30T092328.384

Proyecto nuevo 2024 04 30T092328.384 / Marcha por Paquito, desaparecido en Almuñecar cuando salió a pasear.

Paquito, riguroso, ordenado, sociable y gran conversador. "Con guasa y retranca", sonríe su hijo Sergio. "Muy atento y empático, lo que le llevó a la política, en el Ayuntamiento de Maracena fue concejal", amplía Francisco. Puso la primera piedra de un ayuntamiento que hoy pone autobuses y organiza marchas para buscarle, para que nadie olvide de él.