A un cargador de "La Desnudez"

Su corazón tan grande dejaba pequeña la jaula de su pecho

ZAMORA SEMANA SANTA 2015 , VIERNES SANTO , PROCESION DE JESUS NAZARENO , VULGO CONGREGACION PASO DE LA DESNUDEZ

ZAMORA SEMANA SANTA 2015 , VIERNES SANTO , PROCESION DE JESUS NAZARENO , VULGO CONGREGACION PASO DE LA DESNUDEZ / JOSE LUIS FERNANDEZ

José Alfonso Segurado

La Semana Santa zamorana está llena de emociones, sensaciones y de fechas inolvidables y, por mucho tiempo que pase, siempre permanecerán ancladas en nuestra memoria.

Hay una frase que todos hemos dicho alguna vez: "La procesión va por dentro" y a través de estas líneas quiero hacer referencia a lo que le ocurrió a un cargador del paso "La Desnudez", concretamente a José Alfonso Viñas, mi padre.

Fue el Viernes Santo de 1999, y aquel año cayó el 2 de abril. No pudo acabar el recorrido. Poco antes de recibir el aplauso espontáneo de los cientos de zamoranos que cada año se agolpan a la entrada del Museo tuvo que abandonar el paso. No es que la carga se le hiciera excesivamente pesada, es que un infarto le avisaba de que su vida como cargador de su paso -"La Desnudez"- había terminado.

Tiene un corazón tan grande que la jaula de su pecho se quedaba pequeña para acogerlo. Su corazón lo ha llenado durante su vida con el amor a su familia y amigos, a su Semana Santa y a su trabajo.

Sé que aquello supuso un duro revés, pues con 46 años aún le quedaban muchos Viernes Santo de disfrutar de su cofradía y de su paso. Los 14 años que llevaba bajo el paso sé que le han sabido a poco.

Recuerdo aquellos años de niñez cuando mi padre me llevaba a ver la procesión de la madrugada del Viernes Santo. Me inculcó el amor, su amor, por la Semana Santa y aquella semilla ya ha germinado y comienza a dar sus frutos.

José Alfonso Viñas con su hijo, José Alfonso Segurado, ante el paso de La Desnudez.

José Alfonso Viñas con su hijo, José Alfonso Segurado, ante el paso de La Desnudez. / Cedida

Cuando tuve la edad, me apuntó para que fuera cargador en su paso. Ingresé en la lista de espera y cuando me llegó el turno tuve el honor de formar parte de ese reducido número de cargadores.

Ahora, cada vez que sobre mis hombros recae el peso de "La Desnudez", sé que a mi lado, dándome fuerzas para continuar con el recorrido, está mi padre. Sé que cada Viernes Santo, cuando el Merlú convoca a los hermanos, mi padre acude puntual a la cita porque mi corazón late al unísono con el de él, formando un solo ente.

Estas líneas son simplemente un pequeño agradecimiento a un hombre que ama la Semana Santa zamorana. A un hombre de corazón grande que casi lo pierde por querer llevar su devoción hasta el límite, por ser generoso en su entrega.

Este año, cuando hagamos el descanso en Tres Cruces, volveremos a fotografiarnos juntos, yo como cargador y tú como hermano de paso. He tomado el relevo y mientras las fuerzas me ayuden a cargar con tu paso, yo llevaré el peso pero tú la responsabilidad y el honor de haberme inculcado una tradición transmitida de padres a hijos.