Amor, recuerdo, sentimiento y reivindicación. Cuatro pilares sobre los que la voz de Luis Felipe Delgado, esa voz que tanto ha dado a la Semana Santa de Zamora, se erigió entre los asistentes al Teatro Ramos Carrión para dar la bienvenida a la muerte y resurrección de Cristo. Los cinco sentidos del pregonero se pusieron alerta para transmitir a los zamoranos lo que él ha sentido, siente y continuará sintiendo desde que el Mozo cruza el umbral de la iglesia de San Frontis hasta que Jesús y la Virgen se reúnen en la Plaza Mayor para caminar juntos hasta ese barrio de La Horta que pone fin a una semana intensa. Una declaración de pasión por lo propio, treinta y cuatro años después, que supuso la apertura oficial de esta Semana Santa.

Cinco sentidos para un solo amor: Zamora. "Mi amor brotó con el olfato y seguía creciendo con el gusto. Nunca, Zamora, me dejaste mal sabor de boca. Abrí bien pronto los oídos para no perderme tu voz. Mi amor fue un amor a primera vista; fuiste la niña de mis ojos. Y al llegar los días santos, mis cinco sentidos aceleraban todos mis pulsos. Mi amor entonces crecía. Ahora sé la razón. Ninguna otra podía ofrecer en esos días lo que tú, Zamora, nos enseñabas y vivíamos", proclamó el pregonero.

El amor de Luis Felipe Delgado dio paso a la reivindicación, quizá movida por esos sentimientos con los que inició su alocución. "No puedo por menos que suplicar, por Dios, a los que venís detrás de nosotros y estáis iniciando el camino, que no dejéis morir todas estas tradiciones y verdades que acabo de pregonar. Y sobre todo os suplico que no cejéis en pedir el porvenir que necesita urgentemente esta nuestra querida tierra y que tantas veces se le ha negado", expresó el pregonero. "El futuro de Zamora no se negocia ni se alquila o se cambia. Es su derecho. Y es de justicia, en una tierra tantas veces abandonada a su suerte", reivindicó Delgado, antes de hacer una última petición. "Luchad por ella con todas vuestras fuerzas. Partíos el alma si es preciso. Una tierra como ésta no merece estar arrodillada salvo en estos días que se lo pide su fe en Dios. El mañana se gana con el trabajo, la honradez, la perseverancia, pero también de vez en cuando hay que demandarlo y, si es preciso, arrancárselo de las manos a quienes lo tienen y no lo sueltan", pronunció combativo.

Luis Felipe Delgado, para finalizar, lanzó una última declaración de intenciones: "Te amaré, Zamora, hasta el día en que, agotada mi vida, unas manos claven en ti mi última cruz para ser una más en esa entrañable tierra de cruces que cultivas".