Abrantes: la honda intimidad de la materia

Alejado del convencionalismo social, los muchos oficios que desempeñó le llevaron a dominar el dibujo y la talla en diversos materiales

Ramón Abrantes frente a una de sus obras en su estudio de Zamora.

Ramón Abrantes frente a una de sus obras en su estudio de Zamora.

"Ahí mismo, / en la clara inocencia, que es sabiduría, / en cada poro de la piedra: ahí mismo / toco, me salvo, quiero / la vida entera de Ramón Abrantes". Claudio Rodríguez dedicó a su amigo Abrantes el poema titulado "Cosecha de la materia". El escultor nació en Corrales del Vino en 1930 y murió en la capital zamorana en 2006. Alejado de todo convencionalismo social, pero disciplinado y metódico en su trabajo, los muchos oficios que desempeñó le hicieron dominar desde el barro a la pizarra, del cemento enfoscado hasta la piedra. Obras funerarias, para la Semana Santa y sus maternidades, son parte de un extenso catálogo que dejó como legado artístico. La imagen de la Virgen de la Amargura, para la Tercera Caída, es la más icónica de su aportación a la Pasión. Otros proyectos como un Nazareno para la Cofradía de Jesús del Vía Crucis o unos sayones para el Jesús Resucitado nunca se materializaron, lo que produjo una sentimiento de frustración en el que, a pesar de todo, es uno de los grandes escultores que ha dado Zamora.