Opinión | Lo común

Verbenas

Verbena en Alcañices

Verbena en Alcañices

Pues no es porque se trate de mi pueblo natal, pero esa decisión de la alcaldesa de Manzanal del Barco de adelantar las verbenas de las fiestas y hacer que empiecen a una hora temprana, tal que las 21,30, me parece espléndida y la aplaudo con ambas manos. Llámame viejo, pero nunca he entendido esa "necesidad" de empezarlas a las tantas de la madrugada, para que duren hasta que salga el sol o poco menos. Sé muy bien que a los jóvenes le encanta la noche y que tratan de vivirla e incluso beberla con pasión e intensidad. El sueño, a esas edades, no es una opción. Se duerme cuando no puedes más, cuando el cuerpo se rinde y sin tu permiso. Pero no son ellos los que fijan el horario de las verbenas y de otros festejos. Y como bien se ha dicho desde la corporación manzanalina, también los mayores tienen derecho a bailar.

Uno tiene añoranza, debo reconocerlo, de las fiestas de antaño en que los bailes eran diurnos e incluso matutinos a veces. Pero, claro, el baile era solo cosa del tío Alejandro, en mi pueblo, tocando la flauta y el tamboril. Más que suficiente para que todos, tras la misa, bailaran sus jotas, "raspas" y tonadas. Después llegaron las "charambitas", las charangas, los primeros grupos. Y el baile se desplazó a las tardes, aunque hubiese a veces, sesión matinal en la plaza. Pero seguía siendo algo para el pueblo, para sus gentes. Y bailaban los jóvenes, pero no más que los casados e incluso muchos abuelos. También los niños daban sus primeros saltos al son de la música, creyendo que no bailaban peor que sus hermanos mayores o padres. A los bailes se sumaban mozos, forasteros de los pueblos vecinos, pero no muchos y siempre que no hubiera festejo en su propia localidad.

Hasta que llegó la explosión actual de las verbenas nocturnas, de madrugada. Lo que importa ahora es que el pueblo se llene a rebosar de jóvenes llegados de todas partes, aunque apenas las puedan disfrutar los propios vecinos. Se da por hecho que para los demás hay otras actividades festivas durante el día. Pero lo cierto es que a la mayor parte del vecindario se le priva de esa diversión que fue siempre acudir a los bailes, aunque solo fuera para mirar. Por eso creo que es una buena idea adelantar las verbenas y volver a organizarlas pensando en todos o más en los de dentro que en los que puedan venir de fuera. Las fiestas de los pueblos están hechas para hermanar, cohesionar y unir más a sus habitantes. Por tanto, como en Manzanal, háganse para que todos, jóvenes, mayores y niños, las puedan disfrutar. En particular, las verbenas, que no son baratas ni de fácil organización.

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